LA Liga volverá a partir del 8 de junio (en realidad, del viernes 12), según anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Llegará con los futbolistas mal preparados y con muchos peligros, que pueden originar sorpresas y alterar el rendimiento de los equipos. No dudo de la profesionalidad de todos los jugadores (los del Cádiz y los de otros clubes), pero les van a poner por delante un caramelo envenenado. Algunos terminan contratos el 30 de junio y no se les ha renovado. Otros están cedidos hasta esa fecha, y podrán seguir con ampliaciones de las cesiones. Sin embargo, el rendimiento de algunos jugadores (quizá inconscientemente) puede cambiar. Clubes de Primera y Segunda, entre ellos el mismísimo Barcelona, están teniendo problemas con futbolistas profesionales y de su cantera que saben que no seguirán.

Imaginemos la situación de futbolistas que ya están comprometidos (de palabra o de firma) con otros clubes para la próxima temporada. A partir del 30 de junio, con las leyes vigentes, no estarían obligados a seguir. Pueden hacerlo por mutuo acuerdo con los clubes. Pero también estarían en su derecho de negarse. Aparte de eso, y dando por supuesto que sigan, lo harán en unas circunstancias exigentes, por el calor y por el exceso de partidos. ¿Se arriesgarán a unas lesiones que podrían frenar sus carreras en otros clubes con los que ya tienen acuerdos?

Siempre nos dirán que para eso está la profesionalidad de los futbolistas. Y de los entrenadores, no los olvidemos, que algunos como Álvaro Cervera tampoco tienen la continuidad garantizada. Yo no dudo de esa profesionalidad, que se les supone como el valor al soldado, sino de las dificultades psicológicas que podrían sobrevenir.

Javier Tebas está planteando una competición inédita. Contradice las costumbres del fútbol español. Se perderá el factor campo, que no será una ventaja, pues todos los partidos se disputarán sin público. Se nota en la Bundesliga. Está por ver la influencia de normas nuevas, como cambiar a cinco jugadores, que en teoría beneficiará a las mejores plantillas, pero sobre todo a los entrenadores que sepan rectificar a tiempo. Y será muy influyente la preparación física y la adaptación a las altas temperaturas del verano.

Me dirán que todos los años en junio, cuando disputan las eliminatorias de ascenso y play-offs, podemos encontrarnos a futbolistas compitiendo a más de 30 grados de temperatura y que algunos ya saben que no seguirán. Pero no es lo mismo. Porque este año, tras una pretemporadita falsa, deben arrancar a tope, con un calendario sobrecargado, y con la certeza de que las lesiones van a diezmar a los equipos que peor se adapten.

Los favoritismos que había en marzo quizá cambien. La plantilla del Cádiz, tras los refuerzos de enero, debe aportar garantías suficientes para pelear por el ascenso. Para ello será importante que se adapten futbolistas que llegaron en invierno, como Álvaro Giménez, Pombo y Malbasic, además de recuperar a Fali y a los que estaban lesionados.

Hay un excesivo optimismo con el ascenso del Cádiz, que me parece imprudente. No tendremos certezas hasta que vuelva la Liga.

José Joaquín León