EN el fútbol actual hay dos estilos: el de la cigarra y el de la hormiga. El de la cigarra se popularizó con Pelé. Siguió con el Brasil de Zico y Sócrates, que deslumbró en el Mundial de España 82; aunque lo ganó la Italia de Paolo Rossi, que jugaba en plan hormiga. El estilo de las cigarras es brillante y talentoso, pero poco dado al sacrificio, y con fragilidad defensiva. Por eso, España ha perdido la Eurocopa sub 21 frente a las hormigas alemanas. Casos así han ocurrido con frecuencia. Holanda y el Barça de Cruyff jugaban en plan cigarra. Por eso, Guardiola le añadió algunas hormiguitas por detrás, para que Messi se luciera. En lo referido al Cádiz más reciente, con Claudio se jugaba a una cigarrita de quiero y no puedo, hasta que Álvaro Cervera optó por las hormigas. Fin de las fantasías.

Para la próxima temporada, se debe configurar una plantilla que cumpla las ideas básicas del entrenador. Ya he escrito que el Cádiz, curiosamente, tuvo peores resultados cuando Aketxe fue titular indiscutible. Era un jugador imprescindible para las faltas y los córners, pero por su trabajo como mediapunta quizá no lo hubiera alineado. Por eso, han renovado a Rubén Cruz. Cuando apartó de la titularidad a Rubén, que no aportó ni medio gol, descompensó a Ortuño. El goleador necesitaba jugar a su aire. No se podía pretender que corriera como un loco detrás de los centrales. Algunos entrenadores de piñón fijo intentaron eso con Mágico González. Cuando tienes una cigarra muy buena no puedes pretender que se convierta en una hormiga. Entonces, para correr, estaban Manolito y Linares, que no eran tan finos.

Todavía es muy pronto para valorar las altas, las bajas, los regresos y las incorporaciones. La misma igualdad que hay en la Segunda División se percibe en los fichajes. En los últimos años tenemos la competencia de las ligas extranjeras, que se llevan a futbolistas como Samu Sáiz, del Huesca. Una estrella en Segunda, pero que no haría lo mismo en Primera.

Hay una tendencia clara, como es mantener la base de la plantilla. En la portería, será difícil que Alberto rinda al mismo nivel con un año más, pero se ganó esa confianza. En la defensa, se mantiene la base, aunque se necesitará un central sólido y buenas alternativas en los laterales. En el centro del campo se debería mantener el trabajo infatigable, sin renunciar a algo más, que esta temporada sólo aportó Abdullah en ciertos momentos. Falta un buen mediapunta titular. Faltan al menos dos delanteros goleadores. Y está por ver lo que sucede con los extremos, según se vaya o se quede Alvarito.

Fichar a futbolistas que no se adapten al sistema del entrenador sólo servirá para crear problemas. A no ser que Álvaro Cervera entienda que a veces necesitará un plan B. El Cádiz de la temporada pasada empezó como un pobrecito equipo recién ascendido, que no daba cuatro pases seguidos, perdía de continuo la posesión, y se basaba en la firmeza atrás y la velocidad delante. Eso ya es conocido. Debe tener más argumentos para pelear por los puestos altos.

Pina y Cordero se caracterizan por un razonable porcentaje de acierto en los fichajes. Hay que darles confianza y tener paciencia.

José Joaquín León