SE suele decir que la Segunda División (ahora denominada Liga 1/2/3) es una categoría equilibrada, en la que todos los equipos salen con el objetivo de aspirar al ascenso. Quizás camuflan sus pretensiones con un toque de modestia, y afirman que la intención es llegar cuanto antes a los 50 puntos. Pero la realidad de las últimas temporadas es que con poco más de esos 50 puntos (el Huesca lo consiguió la pasada temporada con 63) se puede pelear por el ascenso. Gracias al sistema de las eliminatorias, que permite opciones a los seis primeros. Fue un acierto. Hasta el cambio de sistema, a partir de marzo, la mitad de los partidos estaban bajo sospecha de tongos.

Al Cádiz le faltaron sólo 6 puntos para llegar a los 70 del Girona y celebrar el ascenso directo a Primera. Soy de los convencidos de que lo hubiera conseguido, en caso de apretar. Pero ahora sería firmísimo candidato a un descenso inmediato y fulminante. Aparte de que se hubieran complicado más aún los problemas institucionales, el lío de las acciones y todo eso.

El Cádiz estuvo cerca del ascenso, aunque también es verdad que el Levante consiguió 20 puntos más, mientras que el UCAM descendió con 16 puntos menos, y el Elche, que fue penúltimo, se quedó a 21 puntos del Cádiz.

Con esos datos, se aprecia que una buena racha te impulsa hacia arriba (como le pasó al Cádiz en el último tercio de la primera vuelta y los comienzos de la segunda). Mientras que una mala racha te lleva hacia abajo. Esta competición se disputa en un margen estrecho de puntos. Vemos partidos casi siempre igualados.

Para la próxima temporada, hay dos equipos sin opciones de ascender: los filiales del Barcelona y el Sevilla. Todavía no se ha conseguido limpiar de filiales el fútbol profesional, como sería lógico, y que sólo jueguen de Segunda B para atrás. Entre los ascendidos, suele haber uno que termina arriba. En las dos últimas temporadas fueron el Nàstic de Tarragona y el Cádiz. En la actual, podría ser la Cultural Leonesa, mientras que Albacete y Lorca parten con modestia.

Los tres descendidos de Primera (Sporting de Gijón, Granada y Osasuna) vienen de una penosa temporada en la categoría superior. Siempre suele haber uno o dos que sufren el trauma del descenso, y uno o dos que pelean por el ascenso. De esos tres, a priori, el mejor parece el Sporting y el peor el Granada, pero nunca se sabe.

En la competición se mantienen aspirantes clásicos al ascenso, como Zaragoza, Valladolid, Tenerife, Oviedo, y Rayo Vallecano. Además de otros como Córdoba, Almería y Nàstic de Tarragona, que unos años pelean por ascender y otros por no descender; o un equipo de zona media habitual, como es el Numancia. También los hay como Huesca, Alcorcón y Lugo, que intentan ser el equipo sorpresa, pero carecen de palmarés, y su verdadero objetivo es salvarse, como el Reus y los ascendidos.

El Cádiz, por historia, debería estar entre los favoritos, con serias opciones a clasificarse entre los seis primeros. Aunque por la plantilla que se entrena hasta ahora (pendiente de refuerzos, lo sabemos), y por las tonterías institucionales, esa aspiración parece demasiado optimista.

José Joaquín León