TUVO suficientes ocasiones el Cádiz para ganar este partido. Sin embargo, le faltó ese plus de calidad que a veces marca las diferencias en la Liga 1/2/3, entre los equipos que aspiran al ascenso y los del montón. El Alcorcón jugó con una defensa de cinco que intentaba tapar las bandas, y eso sólo lo pudo romper el Cádiz de vez en cuando. Las oportunidades llegaron a ráfagas, por rachas de empuje. Debieron cambiar el signo de este partido dos disparos a la madera en el primer tiempo: primero de Dani Romera, y sobre todo el de Alvarito a la cruceta. Fue un típico partido de esta categoría, entre dos equipos con más intensidad que puntería. También el Alcorcón tuvo dos ocasiones claras.

Se notó bastante la baja de José Mari, que aporta al centro del campo más equilibrio que Abdullah como pareja de Garrido. El francés es un futbolista de calidad, pero se le notaba incómodo. Tampoco dio esos pases que deberían lanzar los contragolpes. A eso se añadió el problema del mediapunta. El entrenador se ha cargado a Imaz que ayer pudo tener una oportunidad. Aitor estuvo desubicado en esa posición.

Hasta que Cervera rectificó y dejó en la mediapunta a Alvarito, no se habías creado ni una sola jugada de peligro. Después de que el Alcorcón diera un susto, llegaron las dos jugadas con final en la madera. En casi todo el peligro estuvo Alvarito, el futbolista con mejor sentido del juego. Salvi no pudo lucir su velocidad hasta la segunda parte, cuando por fin encontró huecos. Dani Romera luchó contra una zaga más corpulenta, y se fabricó dos jugadas de gol (una en cada tiempo) en la que le faltó suerte. Futbolista a tener en cuenta, que no es todavía un ariete de Segunda hecho y derecho, como Ortuño por ejemplo.

Hay que tener en cuenta las bajas. Barral podría haber ayudado arriba, pero se lesionó en el primer partido. También hay que valorar cierta inseguridad en el centro de la defensa, donde todavía el entrenador no se atreve a alinear a Kecojevic y Villanueva, a los que se suponía titulares. Servando es un futbolista honrado, que se faja hasta donde puede y un poco más. Marcos Mauro pareció algo nervioso. En el lateral zurdo, Brian falló muchas entregas.

Los cambios no llegaron hasta el último cuarto de hora. Aitor, que no terminó de entonarse tampoco como extremo, obsesionado quizás con encontrar un buen remate, fue relevado por Nico Hidalgo. Entonces Alvarito volvió a su extremo y Salvi pasó a ser el tercer mediapunta de la noche. Nico salió con ganas. Aportó verticalidad, pero falló un gol por no chutar con todas las ventajas. Tal vez por miedo a fallar. Ese último arreón del Cádiz, con otra ocasión de Dani Romera, tampoco encontró el premio del gol. Después se volvió al pelotazo sin control.

Un empate en casa, a estas alturas de la temporada, no es dramático, por supuesto. Quedó una ligera decepción, aunque no por el resultado, sino porque todavía falta una aportación determinante de los fichajes, y porque arriba no ha aparecido nadie que haga olvidar a Ortuño, ni tampoco a Aketxe en la mediapunta. Eso significa que el Cádiz no muestra aún ese plus de calidad que se esperaba.

José Joaquín León