SE acercó el Cádiz a un triunfo épico, en inferioridad, pero se debió conformar con un punto, conquistado a base de pundonor. La defensa numantina fue la de los amarillos, infranqueable para el rival, a pesar de que disputaron más de 50 minutos con 10 futbolistas. El Cádiz estuvo mucho mejor en la segunda parte con uno menos, porque en la primera parecía que estaban con dos o tres menos. El entrenador posiblemente se equivocó en la alineación inicial. Sin embargo, Álvaro Cervera rectificó y acertó de pleno con los dos cambios del descanso. Mejoró el equipo, cuando más difícil lo tenía.

Había empezado bien el Cádiz, con dos oportunidades, encerrando al Numancia y controlando el juego. Fue un espejismo que duró apenas un cuarto de hora. La baja de Alvarito perjudica muchísimo. Por culpa del golpe fortuito que le dio Eddy Silvestre ya va por tres partidos sin jugar, en los que el Cádiz sólo ha marcado un gol (ninguno en la Liga). Este entrenador tiene un sistema en el que exprime a los extremos. Velocidad y resistencia que aportan Salvi y Alvarito, pero no otros como Aitor, que sólo ha funcionado como revulsivo en los finales de partido.

A esto se unía que la dupla de ataque formada por Dani Romera y Barral no remataba nada, ni acertaban en los contragolpes. En el centro del campo, Garrido estaba como siempre, cortando a destajo. Y Abdullah mucho mejor que otras tardes, jugando el balón con criterio, pero sin acompañantes a su altura, que desperdiciaban sus pases. La noche se fue haciendo tediosa, a medida que el Numancia se estiraba y dominaba con más presencia que peligro.

Partido que avanzaba sin sobresaltos, hasta que David Barral fue tarjeteado por primera vez. Se le puso gallito al árbitro Pérez Pallás. Estaba clarísimo que sería expulsado a la primera oportunidad. Lo que no se esperaba es que lo echara tan pronto. En el minuto 40 del primer tiempo ya había dejado al Cádiz con uno menos.

No se notó demasiado, porque Álvaro Cervera hizo dos cambios acertados en el descanso. Puso en juego a Carrillo, un delantero que no es goleador, pero pelea todos los balones como si le fuera la vida en ello, y se faja a destajo en el juego aéreo. Carrillo hizo más que Romera y Barral juntos para fijar a los centrales del Numancia. Sólo le faltó el premio del gol, que pudo marcar a pase de Nico Hidalgo, que también había entrado. Nico puso empeño, verticalidad y algún centro aceptable.

Abdullah seguía siendo el soporte para el juego amarillo. Nunca perdió los papeles del partido el Cádiz, que se echó atrás para buscar un contragolpe en las galopadas inagotables de Salvi, al que luego relevó Moha. El Numancia, a pesar de la superioridad, sólo creó una jugada de gol. Higinio la echó fuera, afortunadamente. No se merecieron ganar. Y, en realidad. no merecieron ni el punto.

La entrega del Cádiz recuperó a la afición, que en el primer tiempo se había mosqueado con otros asuntos. Por ahora, nada hace suponer que el objetivo sea el ascenso, sino conseguir los 50 puntos. Algunos fichajes parecen más acertados que otros. La base del equipo es la misma.

José Joaquín León