PARA el Cádiz quedaba el premio de la eliminatoria de Copa del Rey, con un equipo de Primera, con un Betis que siempre despierta la rivalidad. Y adiós, muy buenas. Viendo los resultados de los partidos de ayer, con eliminatorias virtualmente resueltas a las primeras de cambio, no se entiende por qué se disputan a doble vuelta. El Cádiz pasará por el trance de visitar al Betis sin opciones reales de clasificarse. Ayer pudo conseguir un mejor resultado, si hubieran estado más acertados en el remate. No fue así, una vez más. Por lo demás, el Betis era superior y tuvo controlado el partido.

Con los cambios propios de una eliminatoria copera, salió el Cádiz a verlas venir. A los seis minutos, un zapatazo de Sergio León ponía al Betis por delante. Imposible de parar para Rubén Yáñez. Parecía que el partido sería como un amistoso, ya que el Cádiz apenas veía el balón en ese periodo inicial. Sin embargo, tras los primeros 20 minutos de manifiesta inferioridad amarilla, Moha Traoré envió un centro que Alex Fernández, a trancas y barrancas, llevó a la red. Primer gol en partido oficial de este futbolista que todavía no ha alcanzado el nivel esperado.

A partir de ahí, al Betis le entraron algunas dudas. El Cádiz presionó mejor, pero ni Barral ni Dani Romera acertaban en las contras. Los verdiblancos, sin descomponerse, tampoco inquietaron a la defensa del Cádiz. El duelo se equilibró. Por momentos (y sólo por momentos), parecía resurgir el espíritu que ha caracterizado al Cádiz de la pasada temporada.

En la segunda parte, sin embargo, el partido se rompió. Otra jugada donde se vieron los defectos que han aproximado al Cádiz a los puestos de descenso. En un ataque del Betis, Nahuel se coló como quiso, superando a Carpio. Después Sergio León mandó a Villanueva a la Zona Franca con un quiebro, y remató a placer. El Cádiz lo acusó.

Con las entradas de Garrido y Alvarito, recuperó fuelle el Cádiz. La última media hora fue vistosa, con oportunidades para ambos equipos. Para el Betis, la mejor fue un remate de Fabián al palo. Sin embargo, el Cádiz tuvo cuatro jugadas para empatar. Dani Romera volvió a demostrar que está gafado ante el gol en dos remates. Después llegó la más clara de la noche, cuando Alvarito se plantó ante el portero e, incomprensiblemente, remató a las nubes. Cerca del final, Carrillo no acertó, tras una falta botada por Álex.

Concluyó el partido el Cádiz con dos lesionados más: Dani Romera, que fue sustituido, y Garrido, que no pudo serlo, al haberse agotado los cambios. Eso fue lo peor para el equipo, que no está precisamente sobrado de banquillo y sigue coleccionando lesionados. Parecen las víctimas de una batalla contra las adversidades.

A este partido de Copa del Rey no hay que darle más importancia de la que tuvo. Y al de vuelta en Sevilla no hay que darle ninguna. Se agotaron las posibilidades de soñar con llegar más lejos.

Por el contrario, el Cádiz se debe esmerar a tope para reflotar su situación peligrosa en la Liga 1/2/3. Mucho más importante que el partido copero de anoche será el del próximo sábado ante el Rayo Vallecano. Ahí se jugarán algo más que tres puntos.

José Joaquín León