TRIUNFO trabajado y trabajoso, que vale tres puntos para seguir subiendo en la clasificación. Cuarta victoria consecutiva. Este Cádiz marca un gol y saca petróleo. Álvaro Cervera ha conseguido que los jugadores nuevos le sirvan para lo mismo de la temporada pasada. Ha recuperado la firmeza defensiva. Bastó un gol de Álex Fernández, a los cinco minutos, para ganar. Aunque no fue fácil, pasaron demasiados apuros al final. Si el Valladolid llega a marcar, se estaría contando otro partido. Atrás todo funciona bien, pero delante falta la lucidez de un ariete que marque goles, además de pelear. Por el contrario, el Valladolid tiene a un máximo goleador, Mata, que ayer quedó borrado.

Mantuvo el entrenador el equipo que triunfó en Gijón, con Servando de lateral derecho y con Villanueva y Marcos Mauro de centrales. En unión del lateral zurdo Lucas Bijker forman una retaguardia compacta. Marcos Mauro es un central sobrio. Villanueva, que es el central titular de la selección de Venezuela y un futbolista prometedor, ya se ha adaptado. Lástima de que ayer se lesionara.

El Cádiz buscó la victoria en los primeros minutos, con esa seguridad de tener una defensa eficaz, más la tranquilidad que sigue aportando Alberto Cifuentes (que es más joven que Buffon), y con un centro del campo en el que José Mari y Garrido ponen un muro, para buscar las contras con los pases de Álex Fernández. Salvi era imparable en los primeros minutos. A consecuencia de una internada suya, llegó una dejada de Villanueva, que Álex Fernández envió a la red con un disparo fuerte, que le desviaron. El gol…

Quedaba todo un partido por delante (85 minutos, más los cinco que prolongó el árbitro), pero bastó para que el Cádiz ya tenga 26 puntos, y esté a 24 de los que necesita para salvarse. Así que puede empezar a pensar en otros logros, a nada que aprieten, y se fiche a un delantero con remate en el mercado de invierno. Para controlar los partidos hay buenos mimbres. Para definir y resolverlos, cuando pasan apuros, hacen falta más argumentos.

El Valladolid se quedó con el balón en todo lo que restaba del primer tiempo, sin crear apenas peligro. Fue una lástima que las contras de Alvarito, en el segundo tiempo, no pudieran aprovecharse mejor. Sobre todo un pase que dejó solo a Carrillo. El chut cruzado del delantero se lo sacó el portero Masip y Salvi no llegó. Ahí estaba el 2-0. Como estuvo el posible empate en una colada de Iban Salvador, que aprovechó el despiste de Kecojevic (recién entrado por el lesionado Villanueva), y que no fue gol por casualidad.

A partir de ahí, hubo poco destacable. El Cádiz ha vuelto a poner a tope su versión más práctica, en modo destructor. Rubén Cruz, que había entrado para hacer lo mismo de Carrillo, provocó la expulsión de Luismi. Una falta estupenda, que no se aprovechó.

Curiosamente, con uno más, el Cádiz que capeaba bien el partido y presionaba arriba, pasó demasiados agobios en el descuento, cuando se dedicaron a regalar faltas peligrosas y saques de esquina. Aunque sin males mayores.

Todo ha cambiado, desde que se puede ganar con un solo gol.

José Joaquín León