CADA año tiene su definición. 2012 fue el Año del Bicentenario, y se espera que 2017 sea el Año del Tricentenario. Sucederá a 2016, que ha sido el Año del Desastre, siendo derrotistas; o el Año del Ascenso, siendo cadistas. La expectación por el Año del Tricentenario es inferior a la que hubo en 2012 con el Bicentenario. No es lo mismo conmemorar los dos siglos de la primera Constitución de todos los españoles, con el Gobierno central y la Junta interesados, que celebrar los tres siglos del Traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz. En las altas instancias del Estado ha provocado una indiferencia evidente, juzgándose como un asunto local.

El Gobierno central no muestra especial interés, mientras que la Junta de Andalucía ya me contarás. Sería rarísimo que la Junta festeje por todo lo alto el traslado del comercio de Indias a Cádiz, quitándoselo a Sevilla, que es donde está la Junta, siendo además Susana Díaz trianera, que es el barrio donde vivía la gente de la mar. Es una celebración netamente gaditana. Es tan de Cádiz que el Ayuntamiento de nuestro alcalde Kichi ha pasado olímpicamente, y le ha cedido los trastos y los honores a la Diputación, que preside la socialista Irene García. A pesar de que los galones se los puede colocar Fran González, precisamente.

En contra de lo que se está insinuando, el Tricentenario será peor que el Bicentenario en las celebraciones y en los espectáculos. Porque el presupuesto es más cortito. Aún así, es de esperar que no se quede sólo en algo de andar por casa. Sin olvidar que organizar un gran ciclo de conferencias es superfluo en Cádiz, ciudad donde han venido insignes oradores a hablar ante 15 personas, o incluso menos. Gusta más una Gran Regata, o una noche de Carnaval callejero en verano. Esto lo advierto para que se tenga en cuenta: las conferencias no benefician a la hostelería, excepto que inviten a almorzar y a cenar al conferenciante y su séquito.

También se está diciendo que el Tricentenario servirá para que Cádiz recupere su espíritu comercial y emprendedor. Ojalá, porque está más perdido que el barco del arroz. Ángel Juan, Miguel Nuche y otros gaditanos de la Cámara de Comercio están empeñados en activar las relaciones comerciales con América. A ver si Alfonso Pozuelo, en la Zona Franca, se suma de verdad a ese objetivo. Pero ahí se lucha contra los elementos. Es una actitud quijotesca. En Cádiz lo que más interesa es una subvención y que la paguen ellos; o sea, los que gobiernan.

A pesar de todo, el Tricentenario será otra oportunidad. ¿Y cuántas van?

José Joaquín León