EN la Unión Europea, capital Bruselas, están en la temporada de malanges. Les ha dado por organizar auditorías, y por ver cómo se gastan los millones de euros que con tanta generosidad reparten en los fondos. Países como España y sus comunidades autónomas lanzan proyectos pintorescos, como el del tranvía de la Bahía, donde consumen 200 millones de euros como si nada. A la gente le parece de lo más normal, pero a los de Bruselas no. Recientemente les ha dado por hacer una auditoría sobre los trenes de alta velocidad en Europa. Y el resultado de lo que les ha salido no es bueno para Cádiz. Están diciendo que la ampliación de líneas, con rentabilidad dudosa, es injustificable.

El Tribunal de Cuentas europeo criticó la construcción de varias líneas que no son viables (incluyen a la Y vasca pactada con el PNV), que acumulan sobrecostes de más del 30% de lo presupuestado, y que carecen de suficientes pasajeros para rentabilizarlas (estimados en nueve millones de pasajeros anuales, con seis millones el primer año). Y llegaron a la conclusión de que algunas inversiones se realizan por motivos políticos, por intereses electorales.

En el mapa de España que maneja la Unión Europea, el AVE del sur sólo llega hasta Sevilla y Málaga. Se contemplan las ampliaciones a Granada y Almería (confirmadas por Pedro Sánchez a Susana Díaz el lunes). Ni Cádiz, ni Huelva aparecen en los mapas del AVE europeo. Por ello, a pesar de los cuentos que nos han contado los políticos de la provincia, aquí es prácticamente imposible que tengamos un AVE verdadero en las próximas décadas. Entendiendo por tal un AVE que tarde menos de tres horas entre Cádiz y Madrid, que es el tiempo que debería invertir, según los criterios aplicables a la alta velocidad moderna.

Los motivos están más que explicados: no hay posibilidad de velocidad suficiente en la provincia, se para cuatro veces en menos de 50 kilómetros (lo que resulta incompatible con un AVE), la vía a Cádiz estaría compartida, etcétera. Tenemos unas condiciones que exigen resignación gaditana. Los Alvia tardan en torno a cuatro horas a Madrid, una hora más de lo aconsejable en la alta velocidad. Pero esa hora de reducción no justifica una inversión multimillonaria, que no sería rentable, ni sería socialmente asumida si se suprimen las paradas en El Puerto de Santa María y San Fernando.

Como la provincia es así, los trenes son así. Ya se sabe que la provincia no es como Madrid, ni como Sevilla, por lo que resulta inviable que funcione un AVE.

José Joaquín León