EL Cádiz veneciano ha terminado. Al menos para los próximos 15 años. No habrá inundaciones desde la calle Corneta Soto Guerrero hasta Santo Domingo, incluido también El Pópulo. Esas estampas costumbristas de las calles San Francisco, Cristóbal Colón y Nueva inundadas (a las que sólo les faltaban los gondoleros) pasarán a la historia. Eso, al menos, es lo que se deduce de las declaraciones del gerente de Aguas de Cádiz, Jesús Oliden, en el reportaje publicado el domingo pasado en el Diario. Ahí se la han jugado con el pronóstico, pues si se inunda la calle Nueva, van a quedar fatal, aunque las aguas de Cádiz no le lleguen a los pies a Moret, en su estatua.

En el colector de San Juan de Dios desaguan las pluviales de un tercio del Cádiz histórico. Según se publicó, no se limpiaban “desde hacía más de 80 años”. Un dato interesante, pues hace 80 años estábamos en 1938, en plena memoria histórica. ¿Por qué todos los alcaldes y la alcaldesa (desde los fachas a los demócratas) no lo limpiaron, hasta llegar al actual? Es como un  récord Guinness que le apuntamos a José María González. Pasará a la historia como el alcalde que limpió el colector de San Juan de Dios, por decir algo bueno.

Los anteriores alcaldes y la anterior alcaldesa, cuando las inundaciones, aportaban una versión diferente. No decían que estuviera sucio, sino que era insuficiente para absorber lo que se le venía encima. Se publicó en este Diario que el pozo de tormentas no podía evacuar  a velocidad suficiente, de modo que se colapsaba. Otros años le echaban las culpas a los husillos.

En La Laguna y en Loreto (donde también había inundaciones a la veneciana), el asunto se solucionó en los tiempos de la anterior alcaldesa cambiando la red de saneamiento. Una vez adaptada a las necesidades, mejoró bastante. Por lo que el reducto del Cádiz veneciano se había quedado en los alrededores de San Juan de Dios, zona marítima por excelencia de la ciudad desde tiempos anteriores. Allí colocaron a Segismundo Moret, en su estatua, para que lo viera mejor y marcara los límites. Las aguas nunca llegaron a mojarle los pies, a pesar de las inundaciones.

La solución final ha sido muy gaditana: como no tenemos el dinero suficiente para un nuevo colector, que cuesta cinco millones de euros, adecentamos lo que tenemos, que sale por 322.000 euros. Es como  contratar un chapú en el cuarto de baño. Veremos si dura los 15 años.

José Joaquín León