EN CÁDIZ lo que mejor funciona es el boca a boca. No lo malinterpreten, me refiero a esos comentarios que circulan entre la gente y que algunos piensan que sólo conocen ellos. Con el boca boca se puede poner de moda un bar, o se lo pueden cargar (hay muchos enemigos de los bares y de los vares). También con el boca boca propagan chismes y curiosidades del Iván o la Vanesa, no siempre verídicos, que arruinan la reputación de algunas criaturitas. Pero, indudablemente, el boca a boca funciona de maravilla para las multas de los radares de Tráfico. Con los bocas a bocas han conseguido acongojar a los conductores.

-Ten cuidado, Nicolás, que en la circunvalación de San Fernando, como pases de 80 por hora, te ponen una multa como para tirar a la basura tu cochazo de diésel.

-Es que gracias a Pedro mi cochazo de diésel ya vale menos que una multa.

 No hacen falta detectores ni listas para alertar de los radares. El boca boca funciona mejor. Tráfico ha conseguido varios éxitos que parecían difíciles. A saber:

-Que en el puente Carranza los vehículos circulen a menos de 60 kilómetros por hora para evitar el cajonazo por sorpresa.

-Que en la curva de Torregorda nadie pase de 80 kilómetros por hora, si no quiere llevarse un disgusto.

-Que en la circunvalación de San Fernando se pise más el freno que el acelerador para no sobrepasar los 80 kilómetros por hora, tras propagarse que las multas eran de campeonato.

A esos y otros puntos negros de Chiclana o El Puerto de Santa María, pongo por caso, se añade la supremacía moral del PSOE. Antes, con el PP, el director general de Tráfico era Gregorio Serrano, al que culparon incluso de una nevada que bloqueó vehículos en una autopista de peaje. Mientras que ahora el director general de Tráfico es Pere Navarro, que puede hacer lo que le venga en gana y fijar todas las multas que considere oportunas, pues nadie se quejará. Para eso es del PSOE, por lo que ya no es lo mismo que con Rajoy.

Algunos forasteros (ignorantes de las costumbres del boca boca y paga porque te toca) van a todo trapo por las zonas de radares, y dan la nota discordante. Supongo que además de forasteros son ricos. He oído que a los futbolistas muy ricos, con sus Porsches, no les importa pagar multas. Y eso que se gana, porque así recauda más el Gobierno, y contribuyen a que los pobres tengan más sanidad y más educación.

José Joaquín León