HOY se cumplen 150 años desde que el almirante Topete se sublevó en Cádiz, apoyado por el general Prim, Sagasta y otros que estaban en el lío. Al día siguiente, leyó un manifiesto, que empezaba: “Españoles: la ciudad de Cádiz puesta en armas con toda su provincia”… Y añadía: “niega su obediencia al Gobierno que reside en Madrid”. Así fue destronada la reina Isabel II. Esto, cuando lo hace la derecha, se llama un golpe de Estado. Pero cuando lo hace la izquierda, o los progresistas, se llama una revolución, como en 1868 con esta Gloriosa; o en 1934, cuando se levantaron en la revolución de Asturias contra la Segunda República porque gobernaba la derecha. Pero lo peor no es eso, sino que aparte de los métodos, seguimos igual: con las dos Españas.

¿Y cuándo se jodió todo?, que escribiría Mario Vargas Llosa. Consta que a partir del siglo XVIII se agravó. En el siglo XIX las dos Españas se dividían en liberales y conservadores. Hasta que el progresismo fue acentuando el anticlericalismo y el odio a los Borbones. Si ustedes se fijan, algunos siguen en las mismas tras la desamortización de Mendizábal y todo lo que vino después. Pedro Sánchez lo quiere reinventar, ahora que ya estaba un poco más olvidado. Pues cierta izquierda (no toda) siempre ha sido comecuras y asustabeatas, lo que le ha originado innecesarios disgustos, de los que no han aprendido. Y siguen comportándose como si estuviera ejerciendo Torquemada.

En Cádiz comenzaban las revoluciones y golpes de estado, cuando iban de abajo arriba de España. La Gloriosa abrió el Sexenio Revolucionario, que terminó como suelen esas cosas: con la restauración de la monarquía, que es lo único une a las dos Españas, cuando se dejan unir un poco. El Cádiz revolucionario se ha fijado más en Fermín Salvochea que en Prim y Topete, que eran los nombres de dos calles por las que pasaban muchas cofradías, incluso en tiempos de Franco, dictador muy mirado con los militares que se pronunciaban, dijeran lo que dijeran, y que no le quitaba las calles a los de su gremio. En cuanto a Sagasta, líder progresista, ha conservado la calle más larga de Cádiz con todos los ayuntamientos.

Sigue vivo el Cádiz revolucionario, aunque venido a menos en lo intelectual. Este siglo y medio de La Gloriosa lo van a celebrar poco, puede que ni lo conozcan. Por el contrario, se mantienen en lo anticlerical, a veces con episodios de cagaleras. Las dos Españas han cambiado poco en los últimos 150 años. Es la diferencia con otros países que corrigieron los errores de su historia.

José Joaquín León