TENIENDO en cuenta el interés del Ayuntamiento por la reforma de la plaza de España, convendría que se fijaran bien en el Monumento de las Cortes de Cádiz. Es una herencia que todavía conserva la ciudad desde 1912. Es lo más vistoso que ha quedado de las celebraciones del Centenario de la Constitución de Cádiz. Es un monumento que actualmente presenta un estado lamentable y que necesita una restauración a fondo, con reposición de lo que se ha perdido, para que no se convierta definitivamente en las Ruinas del Cádiz de las Cortes y la Constitución de 1812. Es decir, para que no se transforme en algo esencialmente arqueológico.

El monumento fue proyectado por el arquitecto Modesto López Otero, con esculturas de Aniceto Marinas. En wikipedia y en una amplia bibliografía existe documentación sobre el significado y todos los detalles historicistas, cuya simbología es alegórica y curiosa. Con el transcurrir del tiempo, lo último que saltó a la fama fue el episodio del pebetero, que si se apagaba o se encendía, que si era caro o barato... Discusión sesuda, semejante a la de las banderas. Con eso el Ayuntamiento de Cádiz, que es el propietario del monumento, ha esquivado la necesidad de restaurarlo cuanto antes mejor.

Según consta en las hemerotecas, el Monumento de las Cortes de Cádiz habría sido restaurado en tiempos de Carlos Díaz (hacia 1987) y después en tiempos de Teófila Martínez (poco antes de 2012). Sin embargo, esta última actuación fue controvertida y no pasó de un lavado de cara. En realidad, un lavado de cara con toda propiedad, a manguerazos, pues hay caras que se han desfigurado y ya no se distinguen. Sobre este asunto, Hans Josef Artz, más conocido como El alemán del Ateneo, tiene una bonita colección de fotos que enseña a sus amigos. Yo la he visto y pone los vellos de punta.

Cádiz era una ciudad ilustrada, pero después se les ha ido la mano. Precisamente el Ateneo, a través de su presidente, Ignacio Moreno Aparicio, ya ha protestado por este asunto. Pero la Comisión del Patrimonio, que tan ocupada está , no procede de oficio en cuestiones tan notables. También se podrían poner de acuerdo el Ayuntamiento y la Junta, aunque sea por una vez, para acordar una restauración integral del monumento. O que la haga la Diputación, como casi todo, ya que Irene García tiene su despacho en la plaza de España.

Después de hablar tanto de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, es lastimoso que el legado a los tiempos futuros sea un monumento en trance de ruina.

José Joaquín León