ALGUNOS que ejercen la oposición al alcalde de Cádiz, José María González, dicen que su gestión es ciclotímica. Atraviesa momentos de euforia, en los que entra a todos los señuelos. Puede coincidir con sus rachas epistolares más activas, en las que lo mismo le escribe a Joaquín Sabina por ser pregonero del Carnaval, como pide que no obliguen a elegir “entre el pan y la paz”. Momentos emotivos, en los que recibe al embajador de Catar (país del que todavía no ha catado nada), mientras atacaba a Arabia Saudí. Sin embargo, en otros momentos de la historia, guarda un prudente silencio. Parece como si no existiera. Se diría que está ausente, como Pablo Iglesias en el mes de agosto.

Esos silencios le han sido afeados por Susana Díaz, en el caso de las corbetas de Arabia Saudí. Eso le pasa por ser de Podemos, que está exigiendo claramente (pero que muy claramente) que el Gobierno de España renuncie a construir las corbetas para ese país. A cambio, piden lo imposible: una compensación. Como si 1.800 millones llovieran del cielo. Poco ha faltado para que pidan que el Gordo de la Lotería de Navidad toque en San Fernando y así se recompensa.

La alcaldesa isleña, Patricia Cavada, que ocupa ese cargo en representación del PSOE, ha sido rotunda. Dijo lo mismo que escribí en otro artículo: el astillero de San Fernando (antes la Bazán) ha sido militar desde siglos pasados. Por tanto, en ese astillero han construido lo que se denominaba como buques de guerra. El uso bueno o malo que reciba un barco no depende de los trabajadores. Al Esmeralda, buque escuela de Chile, no le dieron el mismo uso en los tiempos de Allende que en los de Pinochet, pero era el mismo navío. En definitiva, Patricia Cavada dijo lo que debía decir: que apoya la construcción de los barcos saudíes. Y que se puede hacer mientras  condenamos el asesinato de Khashoggi.

El alcalde de Cádiz, José María González, no debería olvidar que el país llamado Catar (o Qatar en inglés), a cuyo embajador recibió en el Ayuntamiento con pompa y circunstancia, tampoco es un ejemplo de buenas praxis con los derechos humanos. En el Golfo Pérsico casi todos los regímenes son impresentables, porque lo de Libertad, igualdad y fraternidad todavía no lo han asumido. Son países tienen lo que tienen: petróleo. Gracias a eso se han forrado y son tolerados en el mundo mundial.

Y eso lo podría reconocer el alcalde de Cádiz, en vez de abandonarse a una ciclotimia electoral, sin desmarcarse de lo que pide Podemos para perjudicar a la Bahía.

José Joaquín León