A Cádiz vienen muchos turistas, hasta en noviembre, y la mayoría de los que acuden por vez primera se van sorprendidos. La ciudad es más bonita de lo que esperaban. ¿Y qué esperaban? Eso demuestra que la ciudad está mal promocionada, a pesar de Fitur y de los tangos de Carnaval. A los gaditanos, por supuesto, nos parece que Cádiz es preciosísima, sobre todo si la comparamos con otras ciudades de cuyo nombre no quiero acordarme, por no señalar. Pero, entre tanta belleza, ¿no hay nada feo en esta ciudad de películas? O dicho de otro modo, ¿cuál es el barrio más feo de Cádiz? La respuesta es sencilla: lo más feo es la Zona Franca, que resulta espantosa. Fíjense si es fea que allí ponen todos los tanatorios.

Es verdad que la Zona Franca queda fuera del circuito turístico. Hasta allí no llegan los cruceristas. Allí no montan tablaos de Carnaval, ni siquiera en verano, junto a las gasolineras. Allí tampoco hay procesiones, como si fueran ateos.  Allí no se va nadie a disfrutar las puestas de sol con musiquitas ambientales, porque el sol sale por la ZF cada mañana y se va huyendo al otro extremo de la Caleta, como horrorizado.

Allí no tienen ningún monumento que aparezca en las guías artísticas, ni un restaurante en la Guía Michelín. Allí hay tanatorios, como ya dije, por lo que el sitio es más triste que alegre. Allí hay algunos negocios que han resistido y otros que dieron barquinazos de categoría. Allí hay concesionarios de coches que amenazan con irse porque les plantan un carril bici en sus aparcamientos. Allí hay un centro comercial chino, porque a los chinos les gustan los polígonos y mustios collados. Allí hay un Lidl porque buscan sitios aislados, y no son como los Carrefour Express o El Jamón (antes Super Cerka). En resumen, en la Zona Franca hay de todo, pero no hay de nada.

Por eso, la gente no pasea por la Zona Franca, sino por Columela o Ancha. Y en verano por la Caleta, la Alameda, o el Paseo Marítimo. Al barrio de la Zona Franca le falta ambiente, y eso se nota. Allí estuvo la Tabacalera y se la cargaron, porque no era igual que en la calle Plocia, donde había de todo, incluso de lo que ya no hay.

Las calles están que dan pena, con jaramagos, baches, mal asfaltadas... En la Zona Franca habrá empresarios, pero no hay ninguna asociación de vecinos que le cante las cuarenta al alcalde González, que es el presidente oficial del pleno de la ZF, para colmo. Todas las calles son feas, algunas horribles. Si todo Cádiz fuera como la Zona Franca nadie la llamaría mi Tacita de Plata.

José Joaquín León