LA actual ciudad de Cádiz no existiría sin los militares españoles. Esto se entendió en 1596, cuando el asalto de los ingleses y holandeses, comandados por el conde de Essex y el almirante Howard, que saquearon la ciudad, incendiaron edificios y secuestraron a personalidades. Entonces quedó aún más claro que Cádiz debía ser una gran fortaleza, custodiada por murallas, baluartes y castillos, y defendida por una amplia guarnición militar por Tierra y Mar. Gracias a esa defensa, las Cortes se pudieron refugiar en Cádiz para sus reuniones constitucionales; y fue el bastión contra la invasión francesa en la Guerra de la Independencia, cuando las gaditanas se hacían tirabuzones.

Eso se estudiaba antes en Bachillerato, pero parece que algunos no lo saben. Olvidan que en Cádiz había militares desde mucho antes del general Varela. También había cuarteles como los del Parque y Extramuros, baluartes como Santa Elena, San Roque, los Mártires o la Candelaria, y los castillos de San Sebastián y Santa Catalina, que pasado el tiempo engrosaron el patrimonio de la ciudad para usos educativos y culturales, no siempre bien aprovechados.

Todavía quedan instalaciones militares en Cádiz, aunque disminuidas. Apenas han sobrevivido en Puntales (en proceso de reducción), en Torregorda (que pertenece al término de Cádiz), o en el Instituto Hidrográfico. Por el contrario, igual que el valor estratégico del Puerto de Cádiz se trasladó al de Algeciras, el valor estratégico militar de Cádiz se fue a San Fernando y ahora está concentrado en Rota. La salida de militares es uno de los factores que ha contribuido a la decadencia de Cádiz y a perder habitantes. Antes era frecuente que muchos militares destinados, con el tiempo, se quedaran a vivir en la ciudad con sus familias.

Por todo ello, es normal que Cádiz celebre el 150 aniversario del Regimiento de Artillería. Aunque la presencia de los artilleros se ha quedado en algo casi testimonial. En cuanto a la jura de la bandera, a cargo de civiles voluntarios, se celebra habitualmente en todas las ciudades españolas, incluso la hubo en Barcelona. Como es algo voluntario significa que depende de la voluntad y la libertad de los que se apuntan.

Por lo demás, esa Compañía de Honores del Regimiento de Artillería de Costa número 4, con sede en Camposoto,  a ver si participa en el Corpus de 2019. Igual que salen militares en las procesiones de Sevilla o de Toledo, e incluso en San Fernando. En eso Cádiz tampoco debe ser diferente, ni olvidar la importancia militar de su historia.

José Joaquín León