EN el Casino Gaditano, José Ramón del Río no sólo presentó su libro de artículos Desde el Fénix, sino que recibió un homenaje. Había conseguido reunir “al todo Cádiz y a gran parte de Vistahermosa”, como le dije antes de empezar. A sus amigos, como los calificó él. Y era un homenaje no sólo por el libro, sino por todo lo bueno que le ha dado a Cádiz, como el gaditano “cabal riguroso y ético” que es. Mon del Río se fue a vivir en 1962  a un piso de El Fénix, donde después tuvo su bufete de abogado. Fue la atalaya privilegiada de un vigía que observó ese Cádiz que se perdía. Como lo había visto antes, de niño, cuando vivía en un piso de San José, esquina a calle Ancha, justo encima del bar Liba.

Sobre el acto del Casino Gaditano ya informó ayer Melchor Mateo. Tras la salutación de Enrique García-Agulló, en nombre del Casino, intervino José Joly, como presidente del Grupo Joly, pero también como familiar de José Ramón, pues Federico Joly y Velasco, fundador del Diario en 1867, fue uno de sus 16 tatarabuelos. También habló Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, que lo recordó como presidente de la Caja de Ahorros de Cádiz, un tiempo que coincidió con los años de la Transición.

Me había pedido José Ramón del Río que le hiciera la presentación del libro, porque yo era director del Diario cuando empezó a escribir en diciembre de 2004, porque lo había invitado a ser articulista y era “su descubridor”, según él. Pero Mon del Río ya estaba descubierto. Era el abogado del Estado, número 2 de su promoción, que siempre trabajó en Cádiz y que no cayó en la fuga del talento. Sólo emigró para vivir en Vistahermosa, pasado el tiempo. Pero siempre ha sido, es y será un gaditano de corazón.

Con sus  más de 700 artículos, durante 14 años, ha opinado y ha contribuido a recuperar la memoria de un Cádiz que se perdió. Por eso dije que era como un Marcel Proust a la gaditana. No ha necesitado innovar con la novela, sino escribir artículos para recordar la ciudad del Tenis, el Náutico y el Casino, pero también la explosión del 47. Siempre entre lo señorial y lo popular, lo mismo evocando a José María Pemán que a Kid Betún. Aquellas tertulias que vivió en la antigua Cepa, el Parisién, el Hotel Francia, el Bahía o el Anteojo de Pepiño.

Hay artículos antológicos, como el primero, Carta al director, en el que recuerda el antiguo Diario en la calle Ceballos; o el del pajarazo del Ave Fénix en 1979. Es el Cádiz perdido y recuperado por Mon del Río. Todo empezó a escribirse en el Mentidero, y todo se ha visto desde El Fénix.

José Joaquín León