ESTA noche vuelve el debate andaluz, con la segunda parte en TVE. Nunca sé quién ha ganado, ni quién ha perdido, un debate en televisión. Los candidatos son como loros, que repiten los mensajes apuntados por sus asesores. El tiempo está regulado por árbitros de baloncesto. Así que Mabel Mata, la presentadora del debate en Canal Sur, paraba el juego en cuanto se pasaban un segundo. No se da la ley de la ventaja. Hasta le llamó la atención a Susana Díaz. Ahí Mabel le echó mucho valor, y profesionalidad, que la tiene de sobra. Me llamó la atención un detalle que no era casual: el hábito hace al monje. Es decir, la indumentaria de los candidatos. Y, por encima de todo, ese verde rabioso que lució Teresa Rodríguez. Como un disfraz. ¿Qué se hizo de aquel morado podemita?

Las indumentarias delataban a los candidatos. Susana Díaz se vistió de verde, blanco y verde, como en los carteles; y del puño y la rosa, si te he visto no me acuerdo. Juanma Moreno salió como de Pedro Sánchez, copiándole el look presidencial, y sería para asustar a Susana, o porque confía en Begoña Gómez como influencer de moda. Juan Marín, como ahora busca votos a diestra y siniestra, apareció sin corbata, como si acudiera a presentar un poemario en la Feria del Libro (donde ningún autor premiado usa corbata); o como si fuera a cantar en los Jueves Flamencos. Y, de repente, Teresa, que es el título de una novela de Jesús Sánchez Adalid, un novelista histórico, del grupo selecto de Jesús Maeso, que ahora ha publicado Comanche. Pues Teresa Rodríguez, como digo, iba vestida de verde furioso, con los labios rojos, muy rojos. ¿Pero dónde estaba el morado típico de Podemos? Oculto, desaparecido. Quizá se quedó con Pablo Iglesias, en el chalé.

A Teresa la vimos en un plan muy de maría de su barrio en la frutería de la Plaza. Cuando hablaban Juanma Moreno o Juan Marín, ella los veía como a los santos juanes de la derecha, o unos demonios del capitalismo, y les ponía grititos de telón de fondo: “¡Las cosas de comé, las cosas de comé!”. Como si fuera la jefa de publicidad de Pepe Monforte. Cuando se hablaba de los presupuestos negociados en la cárcel con Junqueras, ella coreaba: “¡Andalucía, Andalucía!”.

Esta confluencia de Adelante Andalucía ha supuesto el verderío de los morados y los rojos, que han cambiado las berenjenas y los tomates por las lechugas. Así se disfrazó de verde y ocultó el morado podemita. Se les nota que leen algo a Federico García Lorca. En adelante todo será verde que te quiero verde. Por disimular, que no quede.

José Joaquín León