EN la ciudad de Cádiz, siendo el día que sea, es costumbre que entreguen los premios y las medallas a quienes nos sale de los corazones. Por eso, le concedieron la Medalla de la Ciudad a la Virgen del Rosario, previa recogida de firmas. Por eso, ahora están pidiendo la Medalla de Andalucía para Antonio Martín, previa recogida de firmas. Una medalla que es justa y necesaria. Hasta ahora el único carnavalero que la tiene es Enrique Villegas. Muy merecido por supuesto. Se consideró un acontecimiento. Por fin el Carnaval salía de las catacumbas, donde permanecía como si hubiera que ocultarlo. Y era oportuno que la recibiera don Enrique, por su trayectoria indiscutible.

Por los mismos motivos, ya ha llegado el momento de que se la concedan a Antonio Martín. En el pasado Carnaval se cumplían los 50 años desde que debutó con ‘Los mayordomos’. En ese periodo ha ganado 15 primeros premios en comparsas y ha participado en 37 finales. También ganó con sus músicas tres veces en coros y una en chirigotas, entre otros premios. En 2019 cumplirá 70 años, ya se ha retirado, pero sigue siendo el autor vivo más legendario que nos queda, y que sea por muchos años.

Aquel niño de la calle San Vicente, que estudió en el Mirandilla y acudía al bar El Gavilán, de la Cruz Verde, para conocer a los genios del Carnaval, se convirtió él mismo en autor de referencia. En las rivalidades entre comparsas, que las hay por el concurso, quizá quedan minusvaloradas las trayectorias. Al final, todo se reduce a la estadística simplona de los premios. Por encima  está lo que permanece, las coplas que el pueblo canta cuando pasa el tiempo, los pasodobles que se recuerdan, los tipos y los momentos inolvidables. La vida que pasa, año tras año, cuando abren las cortinas de un teatro, y empiezan a desgranarse los repertorios.

Algunos creerán que el Carnaval no está al nivel de las medallas de Andalucía, que las reciben científicos, artistas de la cultura oficial, investigadores, personajes en teoría muy importantes. Pero yo les digo que se han concedido más de dos docenas de medallas de Andalucía sólo por motivos políticamente correctos, o por el lugar de origen del premiado o la premiada. Entre esas personas, hay muchas que no hicieron por Andalucía ni la mitad que Antonio Martín.

Hoy, cuando han pasado los años, el ‘Capricho andaluz’ de Antonio no debería ser recordado por la polémica que hizo llorar a Paco Alba en 1973, sino porque ahí estaba ya lo mucho que le iba a dar a Andalucía. Cuando no había ni Junta ni medallas.

José Joaquín León