HA causado sensación que la concejala Ana Camelo, de Podemos, se uniera ayer a la manifestación de limpiadoras municipales que pedían la equiparación con las limpiadoras de colegios. Ha causado sensación porque las limpiadoras manifestantes portaban carteles del tipo “Lo prometiste hace tres años. Kichi cumple”. Es decir, que la señora Camelo, siendo miembro del equipo de Gobierno, se manifestó contra el alcalde que preside su equipo de Gobierno. Se supone que por solidaridad con sus compañeras de profesión. Sin embargo, esto no debería extrañar a nadie. Lo raro es que Kichi no se haya manifestado ya contra Kichi. Porque, como dicen las limpiadoras y asume su concejala, no ha cumplido casi nada de lo que dijo cuando fue elegido alcalde.

Kichi se presentó en Cádiz como el nuevo Fermín Salvochea, a cuyo retrato sólo le faltó ponerle unas velas y sacarlo en procesión extraordinaria. Kichi pasó por ser el que iba a solucionar los problemas de los pobres que no tenían ni para comer. El que iba a parar los desahucios, incluso personalmente, si preciso fuere. El que buscaría empleo, incluso con programas y ofertas municipales, para quienes no lo tienen ni lo encuentran. El que crearía las condiciones para que volvieran a Cádiz los jóvenes emigrantes que se fueron, mientras él coloca una pancarta para recibir a los que llegan. El que iba a construir un nuevo Cádiz, para la gente, y no para ricos y banqueros. El que apoyaría siempre a los trabajadores de los astilleros para que no les falte el trabajo. El que ofrecería más pisos sociales y rehabilitación de las viviendas. El que se preocuparía por las cosas de comé, y estaría contra las multinacionales que oprimen a los gaditanos.

Puede que él mismo se creyera sus promesas. Sin embargo, como han defraudado incluso a quienes lo apoyan, algo se tienen que inventar. También se vio en la manifestación de ayer. Ahora están echando las culpas al interventor y al secretario del Ayuntamiento, porque no dan luz verde a los proyectos de Kichi. Ese es el infundio que se está propagando. Cuando resulta que están ahí para cumplir las normas vigentes, sin que Cádiz sea un cafrerío, en modo venezolano/bolivariano, donde se salten lo que haga falta porque lo quiere el mandamás.

Por eso digo que lo raro es que Kichi no se esté manifestando ya contra Kichi. Si Kichi se llamara Teófilo y fuera rubio, seguro que Kichi saldría a la calle indignado y se pondría al lado de la gente. Esa gente humilde, honrada y crédula, a la que contó los cuentos de la buena pipa que no ha cumplido.

José Joaquín León