SIN una dotación económica adecuada, es imposible organizar espectáculos de alto nivel. A partir de ahí, se debe decir que el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz ha entrado en la senda de la decadencia cultural que sufre la ciudad. Agravada desde que están Podemos y Ganemos en el poder, ya que no asumen la cultura como una prioridad, y han recortado todo lo que han podido y un poco más. En el caso del FIT, los datos están ahí: tienen un presupuesto de 430.000 euros, que son 90.000 euros menos que el año pasado. Es el presupuesto más bajo de toda la historia del festival, casi igual que cuando el  Ayuntamiento de Carlos Díaz lo fundó en 1986. Entonces se pagaba en pesetas.

El director del Festival Iberoamericano de Teatro, Pepe Bablé (con buenas maneras y sin olvidar el cargo que desempeña), lo deja claro en la entrevista que ha publicado Virginia León. Con estos condicionantes, y con la evidencia de que los recortes pueden ser incluso mayores en los próximos años, la cita iberoamericana del teatro en Cádiz está amenazada. Puede incluso desaparecer en los próximos años. O quedar reducida a unas representaciones de andar por casa, que no se diferencien del programa de la Lechera durante el resto del año.

La idea fundacional del FIT no era esa. Se convirtió en una gran fiesta del teatro. Llegaban a Cádiz grupos de primer nivel de países iberoamericanos, incluido Brasil (en portugués), que representaban obras de primicia en España. Se hizo costumbre después que algunos grupos que venían al FIT acudieran al Festival de Otoño de Madrid, con lo que rentabilizaban la gira. También se presentaron obras españolas de relieve, y no sólo de las que pueden venir al Gran Teatro Falla cualquier fin de semana.

A trancas y barrancas, el FIT se ha mantenido durante 30 años con dignidad. Primero con gobiernos del PSOE y después del PP. Culpar del recorte (y del declive) a la crisis es lo más cómodo. Pero en España siguen existiendo festivales de teatro con otras características, como los de Mérida y Almagro, que mantienen el prestigio de sus espectáculos, y además atraen turismo cultural. Como ha sucedido en la Bienal de Flamenco de Sevilla, que llenó todos los espectáculos y aportó clientes a los hoteles.

Parece que el Ayuntamiento no tiene proyectos ambiciosos para la cultura gaditana.  No le preocupa ni mucho ni poco. Y está más que acreditada su incapacidad para atraer patrocinios privados. En esas condiciones hay que defender al FIT, sin olvidar que tiene muy comprometido su futuro.

José Joaquín León