LAS paridas de Vox tienen un matiz especial en Cádiz. De un lado, esta es una tierra receptiva con lo esperpéntico, familiarizada con lo humorístico y adaptada a personajes satíricos que triunfan en el Carnaval. Se tiende a confundir algunos plenos municipales con las parodias de un cuarteto. Y ya se ha visto que hay unos cinco mil gaditanos que igual pueden votar a Teófila Martínez que a José María González, más conocido como Kichi, y no volverse locos. Era posible pasar del PP a Podemos y puede que también al revés. Por lo que a pesar de la pretendida superioridad moral de la izquierda gaditana, en general han perdido unas cuantas elecciones. Y, visto lo visto, Vox podría hincar el diente, en plan vampirito de Bienvenido, como ya hizo el otro menda lerenda.

El presidente de la Junta será Juan Manuel Moreno Bonilla, como se sabía desde la noche del 2 de diciembre. Pero el documento con las 19 propuestas de Vox no quedará en el olvido. Incluye algunas medidas que podrían ser asumibles por PP y Ciudadanos, y hasta por el PSOE (defender la tauromaquia y la artesanía popular no es de derechas), pero junto a esas, o algunas sobre los impuestos y los observatorios de la Junta, hay paridas que encienden las alarmas. Algunas son inconstitucionales (lo que situaría a Vox fuera del bloque constitucional) y otras pretenden volver a los tiempos de la Reconquista. Por lo visto, Santi Abascal se ha creído que es el nuevo Cid Campeador.

En las elecciones municipales de otras ciudades más serias (incluso de la provincia gaditana) me da la impresión de que las paridas pueden tener un alto coste para Vox. ¿Y qué pasará en Cádiz? Aquí el PP con Juancho Ortiz y el candidato no designado de Ciudadanos deberían explotar ese tufillo friki que han mostrado los de Vox en las negociaciones. Aunque no será fácil que PP y Ciudadanos alcancen la mayoría por sí mismos. Y el PSOE de Fran González no sabemos si aprovechará que el populismo en Cádiz ya está calado y no soluciona nada.

Vox presentará como aspirante a la Alcaldía, según anunciaron, a Ana Peral, que fue concejala de Participación y de Parques y Jardines con el PP y después trabajó como empleada del Grupo Popular municipal. Frecuentaba los barrios y las asociaciones vecinales, por lo que Vox podría rebañar votos a Podemos en sus charcos. Claro que no se sabe lo que exigirían para pactar. Quizá pidan una plaza de toros multiusos y la caza de estorninos en la plaza Mina.

Los partidos populistas son como las gaseosas: pasado cierto tiempo se les va la fuerza. Pero antes hay que tener cuidado para que no se indigesten las burbujas.

José Joaquín León