PRECISAMENTE ayer, en la víspera de la visita institucional de Susana Díaz a Cádiz, han dimitido el viceconsejero de Salud de la Junta, Martín Blanco, y el gerente del Servicio Andaluz de Salud, José Manuel Aranda. Han sido arrastrados por las mareas blancas de los hospitales andaluces, que tienen altamente mosqueados a los dirigentes de la Junta de Andalucía. Es curioso que el jaleo se haya organizado en Granada, tras la fusión hospitalaria (ahora deshecha), a pesar de que la Junta ha gastado allí una inversión multimillonaria en los últimos años, que algunas fuentes sitúan en 200 millones. En Cádiz también hay algunas protestas, pero con escaso impacto mediático.

Cuando se habla de las mareas blancas andaluzas, ni siquiera se incluye a Cádiz. Nadie crea que en esta ciudad funciona la sanidad pública estupendamente. Y con la privada, vimos lo que ocurrió con los hospitales de Pascual. En San Rafael se cerraron plantas. Los médicos del Puerta del Mar están haciendo un esfuerzo, que en algunos servicios es sobrehumano. Al tiempo que jubilaron, por obligación, a profesionales muy prestigiosos que querían seguir.

Los pacientes van a su aire. En otra ciudad, el timazo del Hospital de Puntales hubiera sido impensable. Pero en Cádiz, a pesar de su presunto espíritu reivindicativo, la buena gente sólo se queja en ciertos casos, como  las manifestaciones de Astilleros, los plenos municipales y los pasodobles de las comparsas comprometidas, que en algunas letrillas se han lucido.

La sanidad es diferente. Muchos gaditanos no lo saben (o parecen no saberlo). Al no construirse el hospital de Puntales, Cádiz perdió la gran oportunidad de contar con un centro de referencia, al nivel de los mejores de Andalucía. Por el contrario, el Puerta del Mar ha sido pueblerinizado, en el sentido de no progresar más, en beneficio de otros centros de la provincia; y se ha quedado sin algunas prestaciones sanitarias que se atienden en Sevilla. La idea original era que Cádiz tuviera el referente de la sanidad provincial, sin ningún género de dudas.

En paralelo, está el declive de la Facultad de Medicina. No la trasladaron a Loreto, menos mal, pero en Fragela sólo han afrontado obras mínimas, que no son las que necesita desde final del siglo pasado. Así que la marea blanca gaditana tiene sus motivos (estos y otros), pero se nota poco. A ver si la presidenta de la Junta dice hoy algo sobre el Hospital de Puntales. Pasará a la historia como el gran timo de la sanidad en Cádiz. Por supuesto, no dimitió nadie.

José Joaquín León