EL cambio por el cambio no sirve para nada. Los cambios pueden ser a mejor o a peor. Pero cambios son. Significa que su maldad o bondad se debe construir, no está definida desde antes de empezar. Juan Manuel Moreno Bonilla llega a la presidencia de la Junta de Andalucía de rebote. No ha obtenido una victoria brillante, ni un gran éxito electoral para derrotar al socialismo andaluz después de 36 años. Ha sido él y sus circunstancias. Ha tenido la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Y ha llegado a la presidencia de la Junta con 26 escaños, que son 24 menos de los que consiguió su compañero Javier Arenas en 2012. A pesar de todo, no ha llegado por casualidad, sino por un pacto firmado.

Moreno Bonilla se ha beneficiado de dos circunstancias: una que Ciudadanos creció, pero no tanto como para superar en escaños al PP; otra que Vox, contra pronóstico, obtuvo el derecho a decidir el presidente de Andalucía. Una paradoja, pero que se cumplió. A partir de ahí, es ridículo que critique ese pacto un partido que es capaz de pactar hasta con el diablo para conseguir el poder. Pues, al final de unas elecciones, eso es lo que importa: poder o no poder.

El futuro de la nueva Junta empieza a partir de la jura. Ya saben cómo los van a recibir, con las ovejas obedientes en las calles y contando trolas. Diciendo que van a eliminar los derechos de las mujeres y hacer recortes sociales. Tanto el PP como Ciudadanos lo han negado y han intentado explicarlo, pero da igual. Al final, lo que va a quedar es la repercusión que tenga la nueva Junta.

No es un Gobierno del PP ni de Ciudadanos, sino del acuerdo del PP con Ciudadanos y de Ciudadanos con el PP. Han pactado medidas que deben cumplir. Gobernar cada uno por su lado será inevitable en algunos momentos, tras el reparto de consejerías. Y ese es su mayor peligro. No la oposición externa del PSOE y Podemos, que es previsible, sino la oposición entre los dos socios de gobierno, y con Vox incordiando por fuera. Un toro bravo que deberán lidiar.

La ventaja para el PP y Ciudadanos es que el PSOE se lo ha puesto fácil. Fíjense en Cádiz y su provincia. Queda tanto por hacer, que haciendo algunas cositas ya se podrán lucir. Tienen un largo catálogo de asignaturas pendientes. En Cádiz cuentan con la ventaja de que el alcalde González es compañero de una de las dos lideresas de la oposición, pero él ha prometido colaboración en beneficio de los intereses de todos  los gaditanos. Al menos es lo que dijo, creo recordar. Podría empezar invitando al nuevo presidente de la Junta al Ayuntamiento de Cádiz, para hacer amigos.

José Joaquín León