EN otros tiempos remotos, antes de Internet, existían los ficheros de altos cargos. Ahí se iban reponiendo las fichas, según los nombramientos de ministros, gobernadores civiles, presidentes de la Diputación, diputados, concejales y demás. Menos mal que ya no hacen falta, porque en el plazo de un año deberíamos haber tirado las fichas (y puede que los ficheros) a la basura. Ahora la nueva delegada de la Junta de Andalucía en Cádiz es Ana Mestre, que vuelve a la ciudad en la que fue concejala del PP. Es la primera delegada de la Junta que no pertenece al PSOE, por lo que verla en ese cargo se nos hace más raro que encontrarnos a un cangrejo moro paseando por el Rectorado de la calle Ancha. Por decir un chiste fácil.

Ana Mestre sustituye al socialista Juan Luis Belizón, que a su vez sustituyó al socialista Fernando López Gil cuando fue ascendido a viceconsejero. Ana Mestre nació en Jerez, pero no se le nota, porque cuando dijeron que habían marginado a los políticos jerezanos en las listas a ella no la tuvieron en cuenta. En realidad, Ana es provincial, y fue concejala del PP en Cádiz en aquellos buenos tiempos de Teófila, cuando ganaba con mayoría absoluta y la única duda era si conseguiría 17 ó 18 concejales. De aquellos polvos han venido estos lodos, que no paran de desfilar por los juzgados.

Resultó que Ana Mestre aprendió como discípula de Teófila, y llegó a ser concejala de la Mujer, por lo que ahora deberá convivir políticamente con el alcalde José María González, no te digo nada. Y, además, resultó que Ana Mestre fue aspirante a la Alcaldía y es concejala de Sanlúcar de Barrameda, donde coincide con Irene García, la actual presidenta de la Diputación, con la que deberá convivir. Para más curiosidad, ahora Ana deberá defender a la Junta en Cádiz, como hacía López Gil en sus buenos tiempos, cuando defendía que la estación de autobuses y el tranvía de la Bahía estaban cumpliendo los plazos. Al menos, la estación ya se inauguró, con casi dos años de retraso, pero el tranvía se sigue probando.

Yo la conozco desde que era concejala y la calificaban como una muchacha con mucho futuro. Casi siempre tenía una sonrisa, lo que no abunda en la clase política, donde parece que les pagan por enfadarse. Ahora es la delegada de la Junta y debería empezar por una visita al alcalde González, que prometió fidelidad institucional, por decir algo. En los últimos meses, Ana Mestre se dedicaba a criticar a la Junta, por lo que hay que darle tiempo para que no se sienta rara. Ella es lista y se acostumbrará pronto.

José Joaquín León