COMO estamos en Cuaresma, algunos demagogos quieren que sea la última cena de la Junta. Pero hay que gobernar sin complejos. Potenciar la gastronomía, que es un reclamo turístico. Por eso, me ha parecido muy bien el comportamiento del nuevo gobierno andaluz. Era la víspera de celebrar la primera reunión fuera del palacio de San Telmo, en la provincia de Cádiz, y más concretamente en Sanlúcar de Barrameda, la patria chica del vicepresidente Juan Marín. ¿No decían que el clan de la Manzanilla manda en Ciudadanos? ¿Y qué hicieron? Pues organizar una cena en Casa Bigote. Si vas a Sanlúcar, lo suyo es eso, no vas a ir a una hamburguesería, como otros que yo me sé. ¿Qué dirían entonces en Bajo de Guía?

Se han difundido los detalles. Se ha publicado que consumieron un menú con chocos y calamares, entre otros pescados, a 40 euros. No hubo langostinos, un error. Y lo principal: lo pagaron a escote, de su bolsillo. Juan Marín se ha ofrecido a mostrar los tiques. En el PP han puntualizado que no fue como en la Faffe, cuando un señor puesto a dedo por el PSOE pagó con su tarjeta oficial los servicios de un puticlub.

Sin embargo, esto tiene más alcance. Aquí la gente oye “Sanlúcar, Casa Bigote”, y ya se vuelve loca. ¿Acaso nadie ha comido langostinos allí alguna vez en su vida? ¿Y nadie participa en comidas de Navidad? Verán, esto ha sido como una comida de hermandad de las que organizan algunas cofradías, o como una comida de empresa. Es decir, una cena de convivencia, con la que pasar un rato amistoso y fraternal.

El presidente, Juanma Moreno, y los consejeros y consejeras del PP y de Ciudadanos visitaban la tierra de donde procede Juan Marín y el clan de la Manzanilla. Es decir, que era como un agasajo fraterno entre el PP y Ciudadanos, justo cuando Albert Rivera y Pablo Casado se estaban ofreciendo cargos, incluso antes de poder concederlos, ya que todavía no han ganado nada. Es decir que el PP y Ciudadanos estaban facilitando las bases para entenderse mejor.

Al día siguiente aprobaron medidas para la provincia, de las que se ha hablado menos, entre ellas dos que pertenecen a la agenda de los clásicos: el hospital de la Janda y el tranvía de la Bahía. El hospital ya se ha inaugurado, de verdad; y el tranvía va a circular. En este último caso, para no devolver a Bruselas los 99 millones que iban a reclamar. Todavía siguen las pruebas.

La gastronomía tiene importancia para el turismo gaditano, ya lo dijo The New York Times, diario con fama de progresista. En la provincia se come muy bien, así que los consejeros han predicado con el ejemplo.

José Joaquín León