POR razones que no han sido suficientemente explicadas, en Cádiz la burocracia de las administraciones públicas ha derivado a una burrocracia. Porque casi todo se ralentiza hasta unos niveles bestiales y se convierte en una burrada. Por si no tuviéramos suficientes problemas con el paro y todo lo que ya sabemos, este se ha convertido en uno de los principales. La burrocracia de nuestras instituciones, sobre todo el Ayuntamiento y la Junta, frenan y paralizan a Cádiz: obstaculizan los proyectos, disuaden a los inversores y provocan situaciones tragicómicas.

Piensen en cualquier proyecto que se les ocurra. Por ejemplo, en los chiringuitos de invierno. Aparte de las peleítas habituales entre el Ayuntamiento y la Junta, ¿tan difícil es resolverlo? ¿Hace falta una sublevación popular del chiringuitismo? Y otro caso curioso es el de la clínica que se iba a ubicar en el edificio de Altadis. Ahora no, ahora sí, ahora depende de las negociaciones.

Viene de antes y vale para todo. Recuerden otro caso:  el Hotel del Tiempo Libre. Cambiaron el PGOU después de más de un año de discusiones, cuando por fin transigió Martín Vila. Y luego dice López Gil, el delegado de la Junta, que esto tiene sus plazos y demás. Conclusión: por culpa de esta burrocracia no es probable que se vea el primer turista en el nuevo hotel antes de 2025.

Otro ejemplo bonito es el carril bici. En este caso, se viene discutiendo entre el Ayuntamiento y la Junta desde que era alcaldesa Teófila y estaba la consejera Elena Cortés, de IU, en la Junta. A partir de junio de 2015, otra vez Martín Vila y López Gil se llevaron varios meses discutiendo sobre el carril. Ahora lo iban a licitar, por fin, pero ya no se puede antes de fin de año, porque el Ayuntamiento no se había puesto de acuerdo con la Autoridad Portuaria para el carril por el muelle. Y, además, dicen que los plazos de la obra son variables. En Cádiz todo es variable, jolín. Tanto que no es probable que se vea a Martín Vila montando en bici por su carril antes de 2018.

¿Y la nueva estación de autobuses? Todo está consumado, terminado para nada. Parece ser que el consejero de Fomento, Felipe López, aún debe firmar unos papeles, o no sé qué, y no puede antes de noviembre. Así tenemos una estación inutilizada más de medio año. Con suerte, se podría ver algún autobús allí en 2017, pero no es seguro, porque los plazos son variables.

Variando, variando, se nos va la vida pasando. Decían las malas lenguas que Teófila inauguró algunas obras que  empezó Carlos Díaz, como el Palacio de Congresos. ¿Quién inaugurará las obras de Kichi y Martín Vila? Ni la burrocracia lo sabe.

José Joaquín León