SEÑORAS y señores, no se asusten. Al Carnaval le pasa como al París de Hemingway (y de Vila-Matas), que no se acaba nunca, porque está en permanente ebullición. Algunas agrupaciones ya tienen su tipo para 2018. Pero hoy pasa a la historia el Carnaval de 2017, que ha sido como le gusta al gobierno municipal de González Santos; esto es, con su día de Andalucía en modo puente festivo, sin necesidad de perturbar las fiestas de la luna llena. La gente critica que el Ayuntamiento no hace nada, pero en el Carnaval se han equivocado. Como esto les interesa, ya le han metido mano. Se nota en detalles concretos, como la eliminación de las ninfas y la diosa; o la extensión de las fiestas por toda la ciudad, incluido el Paseo Marítimo.
Con detalles como esos, se nota que van tanteando, que no es lo mismo que tonteando. Es curioso que este año han venido muchos de fuera y se han ido muchos gaditanos: a la Sierra, a Sevilla, a Madrid, a donde sea. Pues se trataba, más que nada, de una huida. El Carnaval tiene su parte bonita y su parte fastidiosa. Ya he escrito que la principal asignatura pendiente es el abuso que se percibe en las calles el primer fin de semana. El casco antiguo no se debe confundir con un gran urinario. Es lastimoso, porque el ambiente carnavalesco ha mejorado con la participación de más agrupaciones en la batalla de coplas, los tablaos y otros actos.
La cabalgata es otra asignatura pendiente. No estaba a la altura del Carnaval de Cádiz, si queremos que sea el más prestigioso de España. No consiste en un problema de más cantidad de carrozas, sino de identidad. ¿Qué tipo de cabalgata queremos? ¿Quién debe participar en ese cortejo? Ahí fue donde más se notó el error de cargarse a las ninfas y a la diosa. Es una decisión equivocada, adoptada por un feminismo mal entendido, que también ha molestado a muchas mujeres y que se debería rectificar, antes de politizarlo más sin necesidad.
Otro asunto que merece un debate ciudadano es el ámbito del Carnaval. ¿Se debe extender a los Extramuros o limitarlo al Cádiz-Cádiz? La experiencia de las coplas en el Paseo Marítimo tiene partidarios y detractores. El factor hostelería es sólo uno más. Por esa regla de tres, se podría extender la Semana Santa hasta Cortadura.
El concurso del Teatro Falla también necesita un sereno análisis. La fase preliminar de este año ha sido insoportable. No obstante lo cual, hay que añadir que el Ayuntamiento se debería ocupar también de otros problemas, además del próximo Carnaval. Y los afectados que descansen en paz.
José Joaquín León