CUANDO a Pablo Iglesias y los de Podemos se les ocurre algo, todas las ovejas del rebaño les siguen el rollo. Ocurre con otros estamentos, que definen lo que es políticamente correcto y lo que no. Ahora se ha puesto de moda criticar a las casas de apuestas y el juego en general. Están proliferando, se han instalado en los barrios más pobres, han embaucado a los jóvenes que se han convertido en ludópatas, están arruinando a las familias obreras… Es un aspecto más de la hipocresía contemporánea. Dicen que en la provincia de Cádiz hay 90 salones de juego, de los cuales 18 están en la capital. El Ayuntamiento quiere limitarlos. Y lo dicen en plena campaña del Gordo de Navidad. El Estado es el principal beneficiario del juego.

Loterías del Estado es una empresa pública, que gana en torno a 50 millones de euros a la semana. En 2017, la cifra de negocios por la venta de juegos fue de 8.919 millones de euros. Tuvo un beneficio neto de casi 1.793 millones de euros, que es superior a lo que todavía quedará en la hucha de las pensiones, después de pagar la próxima paga extra de Navidad. El juego deja enormes ganancias a Hacienda, que se embolsa  78.000 euros por cada décimo premiado con el Gordo de Navidad.

Por cierto el presidente de Loterías y Apuestas del Estado es Jesús Huerta Almendro, nacido en Jerez y licenciado en Derecho por la Universidad de Cádiz, que fue designado por la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Antes de ese cargo fue director general de Presupuestos de la Junta de Andalucía y trabajó con la citada ministra socialista en la Consejería de Salud. Para las Loterías del Estado sonó Rosa Aguilar, pero no le tocó. El cargo es importante, ya que cobra el triple que el presidente del Gobierno. Según algunas fuentes, 214.221 euros brutos al año.

Así que los podemitas antiludopáticos y anticapitalistas podrían empezar por las Loterías del Estado. Igual ahora les toca un carguito en la pedrea de Pedro. Aunque tengan en cuenta que este negocio se fundó en Cádiz, aquí se celebró el primer sorteo. Y que esta tierra siempre ha sido la mejor para las loteras clandestinas y para las marías de bingo. La ludopatía empezó mucho antes que Sportium y las casas de apuestas.

Por cierto, el Partido Comunista e IU repartieron 56 millones del Gordo de Navidad de 2016 en Pinos Puente (Granada). La gente estaba loca de contenta y nadie dijo que eran ludópatas. Quizá porque no es igual si lo venden en una casa de apuestas o en la sede del partido.

José Joaquín León