EL 1 de enero de 2020 (o sea, dentro de tres días), la autopista entre Cádiz y Sevilla ya no será de peaje, sino gratis total. Lo mismo sucederá en la AP-7, entre Alicante y Tarragona, que libera gran parte del corredor mediterráneo. En la provincia de Cádiz esto se celebra como si nos hubiera tocado la lotería, pero tiene una repercusión económica y de infraestructuras que se comprobará en los próximos meses. Yo me atrevo a hacer una profecía: si se forma un Gobierno del PSOE con Unidas Podemos y dura tres años (algo que parece altamente improbable, en cuanto a la duración se refiere), ya verán como habrá otro peaje o medidas compensatorias.

La supresión del peaje supondrá recaudar menos impuestos y que el nuevo Gobierno asuma un mantenimiento que actualmente paga una empresa privada. En teoría, también supone que los ciudadanos que viajamos con frecuencia por la autopista dispongamos de más dinero líquido para gastar en lo que se nos antoje. El Estado dejará de recaudar el IVA de la autopista (que es el 21% de los 7,45 euros que cuesta el peaje a los turismos) y también otros impuestos como el IBI de los ayuntamientos.

 Por otra parte, el mantenimiento lo asumirá el Gobierno, que ya lo ha adjudicado, y que le supondrá más de 150 millones de euros que no podrán dedicar a otros fines. Dinero que sale de todos los contribuyentes.

El ministro José Luis Ábalos no sabe cómo decir que la supresión de los peajes es una barbaridad, pero se le nota bastante. En la cadena SER explicó que en la Comunidad Valenciana (donde la eliminación del peaje en la AP-7 tiene más importancia que el ahorro en la AP-4 para Andalucía), “es el equivalente a rebajar un 5.3% el IVA que se recauda, y una disminución del 4,3% del IRPF”. En total, en la AP-7, supone 300 millones de ahorro para los usuarios, pero unos 150 millones menos para el Estado.

El ministro Ábalos (si continúa en el cargo, lo que se da por supuesto) podría inventarse un peaje social para compensar. Si no lo consigue, ya verán ustedes que el precio de la gasolina subirá misteriosamente en los próximos meses. Ábalos será el último ministro de Fomento del peaje de la autopista, aunque la decisión de no prorrogarlo ya la había anunciado Ana Pastor, cuando era ministra de Fomento con Mariano Rajoy. El PSOE ha sido víctima del populismo que utilizó, igual que le pasó al PP. Entre ambos no han sabido justificar unos peajes que son habituales en los países europeos. En Bruselas disgusta esta medida de “¡Viva el peaje libre!”, y ya veremos cuánto dura.

José Joaquín León