LOS datos del paro son más ruinosos todavía. Confirman la esencialidad del turismo, les guste o no. En el plan de la desescalada hay graves contradicciones. Esperemos que Pedro Sánchez las resuelva, antes de que sea demasiado tarde. Una de ellas es que están negociando en Europa la llegada de turistas, cuando sea posible, mientras que a los andaluces nos prohíben viajar de una provincia a otra, incluso con las mismas condiciones sanitarias. Es decir, que un sevillano o un cordobés no pueden venir a las segundas residencias, a los hoteles, a las playas gaditanas, hasta finales de junio, en el mejor de los casos. Mientras que en la provincia de Cádiz se puede viajar de una punta a otra, y no más. Ya se ha explicado que es una medida demencial. A la Junta de Andalucía no le gusta, pero se lo están tragando.

Juan Marín, como responsable del turismo andaluz, debe tener cuidado con lo que se está gestando. La vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que se ha revelado como una gran ocurrente, dijo que España ha estado “en la gama alta” en la lucha contra el coronavirus. Supongo que no se lo cree ni ella. Desde luego, más allá de los Pirineos no se lo cree nadie. La marca España (igual que la marca Italia) está por los suelos. Para recuperar el turismo será perjudicial. En los meses de verano no van a llegar extranjeros a Cádiz.

Ángela Merkel ya dijo que no permitirá a los alemanes viajar a España en verano. Los alemanes se desplazan mucho a Baleares, donde el nivel de contagios ha disminuido, y hay islas vírgenes, como Formentera y gran parte de Menorca. También en Canarias hay tres islas (La Gomera, Hierro y La Graciosa) en la fase cero, sin ningún caso. Pero los alemanes son muy importantes para la costa de Cádiz, sobre todo para los hoteles de Chiclana y Conil.

En Andalucía hay zonas de playa sin apenas casos. Sin embargo, está condicionada por el desastre de otros territorios (Madrid y Barcelona, básicamente), que se han cargado la marca España. Por el contrario, en otros países, no se han cargado la marca Portugal, la marca Grecia, ni la marca Croacia. Son países europeos, en condiciones mucho mejores para competir por el turismo de sol y playa. En el Algarve portugués, la incidencia es mínima, por lo que muchos extranjeros, a la hora de elegir, lo tendrán en cuenta. Y es competencia directa.

Las cosas son como son. Las mentiras del Gobierno sirven para engañar a los bobos y alegrar a los pelotas, pero hay que prepararse para la realidad. Existe otro mundo.

José Joaquín León