A mi modo de ver, no es justo echar las culpas del coronavirus a Kichi. Así como el PP tiene la culpa de que el PSOE y Unidas Podemos pacten con Bildu (esa parida dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que fue quien pactó), yo estoy bastante seguro de que Kichi no ha contribuido a difundir el coronavirus. Tampoco a frenarlo, sino que mayormente ha aprovechado para confinarse y no hacer nada. Por eso, cuando ha llegado el momento de la desescalada, resultó que Kichi iba con el pie cambiado, esperaba que el encierro durase casi todo el verano. Por eso, no abre las playas a tiempo, ni en general adopta medidas, y no hace ni el huevo. Kichi se confinó a sí mismo, y se nos ha convertido en un taoísta viñero, como si fuera partidario de la wu wei, que no tiene nada que ver con Wuhan, sino que es la no acción. Sin acción vivía la mar de bien.

Por el contrario, en la oposición municipal no paran de criticarlo. Juancho Ortiz ha vuelto a recordar lo del flojerío de Kichi. Según Juancho el del PP, Kichi es el flojo gaditano por excelencia, que no hace nada, y así le va a nuestro Ayuntamiento. En semejantes términos se ha manifestado la portavoz municipal del PSOE, Mara Rodríguez, que ha calificado la gestión de Kichi como “caótica” (lo mismo que dijo Casado de Sánchez) y que el alcalde “ha suspendido” (lo mismo que dijo Casado de Sánchez) y que este gobierno municipal “no está a la altura” (lo mismo que dijo Casado de Sánchez).

Así que tanto Juancho como Mara consideran alarmante el estado de Kichi, que vive en el limbo y en las redes sociales, pero que no termina la puesta a punto de las playas, ni siquiera de la Caleta. ¡Ay, qué bonitos atardeceres jugando al bingo! Y dice lo mismo que Sánchez: que  lo primero es la salud de los gaditanos. Cuando no se hace ni el huevo se alardea de salud. La salud tiene sus momentos. Si por salud fuera, podría dejar las playas cerradas todo el verano. Aunque es cierto que, en los últimos días, la pandemia del coronavirus en Cádiz se la ha llevado el levante, y no hay muertos. La pandemia se ha ido a Brasil, donde se ha encontrado con Bolsonaro, un majarón de categoría. La pandemia con los majarones se vuelve loca, véanse las estadísticas.

Por un lado, el señor Sánchez quiere abrir el país a los turistas (incluso extranjeros, sin precisar) a partir de julio, y por otro Kichi retrasa la temporada de playas hasta que llegue junio. El problema no es que la gente ya vaya a su aire y se moje los pies en la orilla, sino que algunos con el coronavirus no hacían nada, y siguen en cuarentena.

José Joaquín León