EN esta crisis del coronavirus ya hemos perdido definitivamente el sentido del ridículo. La gente del lado derecho dice: habría que escuchar a Pedro y Pablo (y su coro de groupies) si el PP hiciera estas cosas que vemos todos los días. Pero ni el PP ni el PSOE. No es una polémica más de izquierdas o derechas, sino que es un insulto a la inteligencia elemental. Nos toman por imbéciles, y ya hay barra libre para todo. El último ejemplo es el de los muertos del coronavirus. Sorprendentemente, el pasado lunes, desaparecieron de la lista 1.918 muertos. A la gente adicta le pareció de lo más normal. Oye, que no eran uno, ni dos, sino  cerca de dos mil. ¿Dónde está esa calculadora, María Jesús?

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, cada vez que les critican algo, incluso cuando pactan con los pro etarras de Bildu, le echa la culpa al PP, y dice que están con la calculadora de votos, para erosionar al Gobierno. ¿Votos, qué votos? Según las encuestas del CIS de Tezanos, pagadas con dinero público, el PSOE va viento en popa a toda vela. Y de los demás, sólo mejora Ciudadanos, aunque era el día antes de que apoyara al PSOE en el estado de alarma. Mientras que toda la oposición (no sólo el PP), según el CIS, pierde votos. Así que las encuestas del CIS son de cachondeo, según viene a sugerir la propia María Jesús, o la calculadora de votos de Pablo Casado se la ha regalado un quintacolumnista de UP  y está estropeada.

Lo  mismo le pasará a la calculadora de muertos, que echa humo. Al empezar el luto, nos ahorran 1.918 muertos, y al día siguiente dicen que no eran tantos, y les suman 283. Así van con las cambayás, como si el que hace la cuenta diera positivo, no en el test del coronavirus, sino en la alcoholemia, como si fuera de Jerez, tierra de buenos vinos. La calculadora de los muertos ha perdido la credibilidad. Y entonces aparecen los registros dando más muertos, y cualquiera ve que las víctimas del coronavirus pueden ser realmente más de 40.000 personas.

Tampoco vamos a discutir por 5.000 difuntos de más, o por 10.000 de menos. Simón lo explicó con su habitual gracejo: hay duplicidades y personas que no se sabe si murieron de coronavirus por no estar acreditado. ¿Duplicidades? ¿Qué pasa, que cuentan dos veces a los mismos muertos? Esto daría para una novela de Camilo José Cela, si viviera. Mazurca para dos mil muertos, que van y vuelven, como una santa compaña del Finisterre, para denunciar a quienes manipulan las cifras y se burlan de los vivos. Suponiendo que estemos vivos.

José Joaquín León