LA cofradía de la Expiración, que tantos vínculos mantiene con la Guardia Civil, se ha trasladado al barrio de los gitanos de Cádiz. Hoy saldrá de Santa María. El cierre por las obras de la iglesia castrense del Santo Ángel impide que vuelvan las escenas de tantos Viernes Santos, cuando el Cristo de la Expiración y la Virgen de la Victoria salían, frente al Teatro Falla, para abrir las estaciones penitenciales del Viernes Santo. Aunque la actividad de la parroquia se trasladó a Capuchinos, tampoco podían salir de allí. Así que las circunstancias forzaron el traslado a Santa María, donde ha compartido momentos inolvidables junto al Nazareno.

La restauración de la Castrense es una obra importante, en un templo que padecía una ruina de alto riesgo. Impresionaba el amenazador estado en que se encontraban las cubiertas y algunas dependencias interiores. Buscando un símil militar, parecía que hubieran sufrido un bombardeo. Ese templo es especial, porque depende del Arzobispado castrense, cuyo titular es ahora Juan del Río, que antes fue obispo de Asidonia-Jerez. En San Fernando, hay otra iglesia castrense. Son herencia del pasado militar de ambas ciudades. Sin embargo, en el resto de España, quedan pocos templos castrenses. El empeño que ha puesto su párroco, el padre César Sarmiento, ha sido decisivo para que se aprobaran las obras.

Cuando un templo se cierra (y tiene cofradías), hay un Amigo que se va. Ese Amigo es el Cristo de la Expiración; y su Madre es la Virgen de la Victoria. Se han ido desde Fragela a Santa María. Pero no podrán recorrer las calles angostas del barrio, por las dimensiones de sus pasos, a los que en otro tiempo hasta llamaron tronos, por sus medidas cuasi malagueñas. Yo los recuerdo montados bajo toldos, en la calle Armengual, junto a la parroquia de San Lorenzo. Tuvieron allí la sede canónica, pero no podían salir desde el templo. 

La Semana Santa siempre es diferente. En este Viernes Santo, todavía más. El Cristo de la Expiración sale esta tarde de Santa María, para encontrarse en el Campo del Sur con el mar de Cádiz. Avanzará solemne hacia San Juan de Dios, bajará hacia la plaza… Cristo que va a expirar en otro barrio, lejos del suyo. Cristo que muere porque no muere, y que siempre derrocha vida. Esa es su Victoria, que le sigue bajo palio.

Caminos nuevos desde Santa María, para cumplir la regla y el rito de llegar a la Catedral. Al regresar, por la plaza de Mina y el callejón del Tinte, como un símbolo, detrás de la Expiración irá la Buena Muerte.

José Joaquín León