ES raro que a nadie se le haya ocurrido instalar la Ciudad de la Justicia en el Castillo de San Sebastián. Puestos a ocurrencias. El sitio es de los mejores para que no se escape un preso. Aquello fue una fortaleza, construida para combatir los asedios de Cádiz. Con el tiempo es el espacio más desaprovechado de la ciudad. Ha tenido peor suerte que el castillo vecino de Santa Catalina. Puede ser que el de San Sebastián sea más pintoresco, además de que tiene el faro de Cádiz, pero el actual Ayuntamiento no sabe qué hacer allí (ni en otros edificios tampoco), así que intenta cortar por lo sano: quitárselo de encima y que se lo gestione la Junta.

En la visita de Susana Díaz, el alcalde le planteó la creación de un supuesto Museo del Mar (¿otro Museo del Ná?) y el eventual traslado del Centro de Actividades Subacuáticas, que se encuentra en el antiguo Balneario de la Caleta. En teoría, está todo muy bien. Vamos a crear en el Castillo de San Sebastián un gran complejo dedicado al mar, con el laboratorio marino, que es un centro de referencia de la Universidad de Cádiz, gracias al gran trabajo realizado allí por Juan José Vergara, catedrático de Ecología. Se añadiría la arqueología subacuática. Y se supone que las visitas del turismo.

Sin embargo, en la práctica, es una perversión del castillo. Para empezar hay un problema entre instituciones, porque el Ayuntamiento de Cádiz pidió la cesión al Ministerio de Fomento. Para el traslado, se necesitaría un acuerdo a tres bandas entre Gobierno central, Junta de Andalucía y Ayuntamiento. Esto es, entre el PP, el PSOE y Podemos. Aparte de dilucidar el uso como restaurante del antiguo Balneario, que es una privatización, precisamente a cargo de quienes municipalizan todo lo que pueden.

Sin embargo, lo peor es que se puede perder todo lo que se hizo para convertirlo en uno de los principales espacios museísticos de Cádiz. La rehabilitación de las casamatas permitió contar con un lugar ideal para exposiciones durante el Bicentenario. Estos señores se han desentendido de la cultura, sin que la progresía local proteste. Pero sería un petardazo de categoría que no sólo se hayan cargado los Conciertos para la Libertad (que llevaron a primerísimas figuras como Paco de Lucía y Joan Manuel Serrat a ese castillo), sino que además desaprovechen la inversión en las casamatas.

Para administrar hay que saber. No es un problema de derechas o de izquierdas, sino de que antes o después se termina dando el cante. Aunque en el Castillo de San Sebastián ya no cantará nadie.

José Joaquín León