REPETIR una mentira mil veces no la convierte en verdad, aunque lo dijera Goebbels. Es falso que la Ley de Memoria Histórica obligue a cambiar el nombre del estadio y no se pueda llamar Nuevo Estadio Carranza, como quieren la mayoría de los cadistas. Si fuera un recinto privado se podría denominar así. Actualmente está cedido al Cádiz CF, por cierto. Pero el Ayuntamiento no necesita ninguna Ley de Memoria Histórica, ni crear ninguna comisión de títeres manejados por Kichi, ni inventar excusas para cambiar el nombre al estadio, a los teatros y a todas las calles de Cádiz. Sean franquistas, comunistas o artistas. Es competencia municipal, siempre que tenga mayoría. Así que los podrían denominar Estadio Che Guevara y Teatro Nicolás Maduro.

Ya cansa recordar que el actual estadio no es el que construyó el alcalde José León de Carranza. Fue reconstruido por fases, en el siglo XXI, siendo alcaldesa Teófila Martínez. Siguiendo la teoría anterior, se pudo denominar Nuevo Estadio Teófila Martínez. En cuyo caso, ahora Kichi le podría cambiar el nombre, pero no por la Memoria Histórica, sino porque un Ayuntamiento tiene facultades para eso. Ponerle Nuevo Estadio Alcalde Kichi sería raro, porque él no hizo ninguna obra allí, ni en ningún sitio de Cádiz tampoco; no ha hecho nada desde que es alcalde, excepto cambiar nombres.

Algunos creen que las calles de Cádiz tenían un nombre fijo desde el tiempo de los fenicios. Hasta que los Carranza se pusieron a dedicarse todo entre ellos. Ramón fue alcalde del régimen franquista durante un año y falleció en 1937 (cuando Franco todavía no había ganado la Guerra Civil), y no era falangista sino monárquico de derechas. En Cádiz fue elegido en todas las elecciones a las que se presentó durante la II República. Pero a los nombres franquistas ya les hicieron una buena poda en los tiempos de Carlos Díaz, sin Memoria Histórica.

Cuando ganaban los liberales o los absolutistas, o las derechas o las izquierdas, cambiaban los nombres de todo. La Plaza de San Juan de Dios, la calle Ancha, la plaza de San Antonio (por citar sólo tres) han tenido diversos nombres. La calle Feduchy, durante la II República, se llamó de Carlos Marx. Los franquistas le dedicaron la plaza del Palillero al General Varela.

Con esto sólo quiero recordar que siempre se ha cambiado, sin excusas, porque sí. Y que si en 2023 le dan la vuelta a la tortilla, otra vez podrán llamarse Estadio Carranza y Teatro Pemán. Además de dedicarle una avenida a Teo y un callejón a Kichi.

José Joaquín León