EL PSOE de Cádiz se ha acostumbrado a la insignificancia. A ser un partido que no pincha ni corta, ni resulta útil. Tiene votos suficientes para decidir en un sentido o en otro, pero cuando se abstiene es como si no existiera. Se ha vuelto a ver en la votación para cambiar el nombre a la avenida de Juan Carlos I. El grupo municipal que lidera Mara Rodríguez se abstuvo, facilitando que se cambiara el nombre. No era un voto inocente. Era lo mismo que hizo Pilatos, que tuvo consecuencias directas. Lavarse las manos es lo que recomendaba Pedro Sánchez cuando decía que las mascarillas eran innecesarias. Pero no hay que practicarlo tan a rajatabla.

Llama la atención la cobardía de algunos partidos, como en este caso. En el cambio de nombre de la avenida de Juan Carlos I lo importante no es que sirva para distraer y generar falsos debates. Lo importante es que se trata de una injusticia. Esa avenida se la dedicaron por su labor para que hubiera democracia tras la dictadura de Franco. En ese empeño, lógicamente, no estuvo solo el Rey, sino la inmensa mayoría de los españoles junto a sus partidos de entonces, que eran UCD, PSOE, PP y PCE. Es decir, la derecha, el centro y la izquierda. La España civilizada, que es la mayoría.

Hacerle el juego al kichismo más ultra es penoso. El cambio de nombre es una injusticia porque la Justicia todavía no ha condenado al Rey. Una investigación no es una condena. Sin embargo, el Ayuntamiento de Cádiz, con los votos de Adelante, ya ha condenado al Rey, y lo castiga suprimiéndole una avenida, con la complicidad del PSOE.

Un partido que no sirve para nada es difícil que sea tenido en cuenta como alternativa. En Cádiz se han adaptado a la nulidad, y así les va desde que se cargaron ellos mismos a Carlos Díaz. Al abstenerse, el PSOE de Cádiz ha sido noticia en toda España y ha hecho el ridículo lamentablemente. En Barcelona, el PSC votó en contra de que el Ayuntamiento le quitara la Medalla de la Ciudad a Juan Carlos I, lo que se aprobó gracias a los votos de los independentistas y la abstención de los comunes de Ada Colau. Incluía un apartado en el que acusaban al Gobierno actual de “complicidad” en la supuesta fuga del rey emérito.

También es de traca la dedicatoria a la Sanidad Pública. ¿No se lo podían dedicar a la Sanidad, en general? ¿Por qué excluyen a los sanitarios y sanitarias de San Rafael y otras clínicas? Es una parida más. Pero no es indiferente que se abstenga el PSOE, que sigue siendo el bastón de Kichi. Con el agravante de que les da vergüenza reconocerlo.

José Joaquín León