EL tranvía ha regresado a Cádiz, pero llegó sólo hasta Cortadura en su primer viaje, de noche, como ocultándose. Este tranvía fantasma ya estaba en pruebas desde el Polígono de Pelagatos hasta la estación de Río Arillo, pero de ahí no pasaba. Es decir, no entraba en el territorio propiamente gaditano, que allí comienza. La gente pregunta: ¿para qué han puesto una estación en el Río Arillo, si allí no vive nadie? La han construido en pleno parque natural de la Bahía, entre salinas y ruinas, pero tiene alguna utilidad, ya que sirve para el enlace con la red de Cercanías. En vez de duplicar la vía del tranvía hasta Cádiz han montado una estación fantasma, a dónde sólo se irá de paso, para enlazar.

Fantasmagórico es todo lo que se ve. A veces, de noche, aparece el tranvía de la Bahía dando vueltas, siempre vacío, sin viajeros. Es un tranvía de la soledad, que circula como perdido. Un tranvía llamado deseo de la Junta de Andalucía. Puede ser el tranvía con más pruebas del mundo. La actual consejera de Fomento, Marifrán Carazo, lo heredó y se ha propuesto inaugurarlo ella.

Dicen que es un proyecto pionero, pues será el único de España con formato mixto, ya que circulará por las propias vía del tranvía de la Junta desde Chiclana a Río Arillo, y por las vías de Adif (que utiliza el Cercanías de Renfe) desde Río Arillo hasta Cádiz. Las estaciones gaditanas no son cuatro como las de Vivaldi, sino cinco (Cortadura, Estadio, Segunda Aguada, San Severiano y Término), y son la herencia del soterramiento. Pronto serán paradas del tranvía, que se las apropiará como si fueran suyas. En total, habrá 21 paradas (entre Chiclana, San Fernando y Cádiz), a lo largo de los 24 kilómetros del servicio (que incluye los 10 kilómetros de Adif que ya existían para los trenes).

El tranvía de Cádiz a San Fernando y La Carraca fue el origen de esa compañía de transportes, que se pasó a los autobuses. Todavía quedamos algunos que hemos viajado en los antiguos tranvías del Balneario, que eran como el tranvía a la Malvarrosa de Manuel Vicent. Eran tranvías de nuestra infancia, de un tiempo perdido, que recorrían la Avenida arriba y abajo. Fue la avenida única de Cádiz desde el tiempo de los romanos, hasta que construyeron la avenida de la Sanidad Pública (antes llamada de Juan Carlos I, en cuyo reinado se inauguró).

Los tranvías se adaptan a los tiempos, como todo. Pero este tranvía ha llegado a Cortadura con nocturnidad, y apareció como un fantasma triste que se escapó de Pelagatos. El tranvía va como un alma en pena, por la oscuridad de las madrugadas.

José Joaquín León