PRONTO se verá si son más contagiosos los colegios o las vacaciones. Hay serias dudas al respecto. Por eso, están deseando que empiecen las clases. Las vacaciones han servido para dar alas a la segunda ola de contagios. A principios de julio, España estaba mucho mejor que ahora. Es cierto que los ingleses nos hicieron un favor, como dijo el doctor Don Simón, frenando el turismo hacia las costas españolas. Y después los alemanes, que empezaron con entusiasmo, hicieron lo mismo, al ver que decenas de turistas regresaban contagiados tras sus viajes a las islas y costas españolas. Así que el turismo nacional ha salvado las vacaciones para los hoteles y restaurantes, aunque ha estropeado las estadísticas sanitarias.

El Gobierno y la Junta no podían restringir la movilidad en verano, porque hubiera sido un desastre para la economía. Pero tiene un coste para la pandemia, como se ve en los datos de Andalucía, Baleares y Canarias, que eran un oasis, con pocos casos en primavera, y se les han multiplicado en julio y agosto. En Cádiz, la hostelería no se puede quejar. La mayoría de los hoteles y restaurantes no han ganado tanto como en 2019, pero si se compara con otros años anteriores, se ha notado poco la disminución, excepto donde dependen más de los extranjeros, como Chiclana y Conil.

El turismo en agosto no ha sido tan malo para la provincia de Cádiz. Dicen que la media de ocupación ha sido del 61,90%, frente al 91,54% del año pasado. Pero después del boicot internacional y de las limitaciones por el aumento de contagios, se suponía que sería peor. Algunos datos son contradictorios. Por ejemplo, dicen que en Zahara la ocupación bajó más del 34%, aunque un chiringuito ha sido noticia en toda España porque facturó más este año.

Según los datos de Horeca, que expuso Antonio de María, las previsiones eran peores a principios de agosto. A más no se podía aspirar, con los contagios en ascenso. Unos destinos de la provincia han funcionado mejor que otros. Cádiz capital ha sido de los que han bajado más en ocupación, y sólo ha funcionado como lugar de paso. Venían de otros municipios a darse un bañito, tomarse algo y pasar el rato.

Agosto resistió, con apuros, pero puede ser un espejismo para la hostelería, que se vendrá abajo a partir del otoño. Apenas quedarán los vecinos de cada municipio. Las vacaciones han tenido su lado oscuro. Y empieza el colegio. El problema es el mismo: no hay un buen control de los contagios, ni de los contagiados. Siguen a ciegas.

José Joaquín León