EL Puente de la Constitución de 1812, al que la gente llama el Nuevo Puente de Cádiz, ha cumplido sus primeros cinco años. No le han organizado una fiesta en el McDonald’s, ni nada de eso, sino que se ha recordado su aportación para la ciudad. Fue la obra pública más costosa del siglo XXI. Sin embargo, en contra de lo que dicen algunos, no fue un capricho de Teófila Martínez. Se pudo hacer más barato, eso sí, porque se encareció con Magdalena Álvarez por motivos políticos (como las reivindicaciones de los astilleros) y por el largo retraso de las obras públicas. No obstante, Javier Manterola es autor de una obra emblemática, que en Cádiz se valorará mejor cuando pase el tiempo y tenga otros dirigentes.

¿Ah, pero los dirigentes del futuro serán mejores? Piensen que el progreso nos ha llevado hasta Kichi. Bueno, tenerlos peores parece imposible. Cuando pase el tiempo la ciudad podría utilizar mejor lo que ahora está desaprovechando. Pongamos por caso: el Hospital de Puntales, que prometió Chaves y la Junta no ha empezado, sería accesible por el puente para el entorno de la Bahía. Si hubieran construido la nueva Facultad de Medicina enfrente, igual. Pero aquí han dado palos de ciego, y los siguen dando, como se ve en el proyecto difuso para los depósitos de la Tabacalera, la Ciudad de la Justicia, o lo que prometen.

El puente se nota mejor en Carnaval, en los sábados del verano, en ocasiones solemnes. Sólo El Corte Inglés ha apostado por este puente, que le ofrecieron como esencial para su proyecto a Isidoro Álvarez, aunque lo retrasaron a la década siguiente. Por cierto, El Corte Inglés hizo lo contrario que Zara: cerraron su tienda en Bahía Sur y unificaron sus dos centros comerciales en el barrio de Astilleros. Apostaron por Cádiz.

Sin embargo, no se puede reducir el puente a las ventajas que le supone a esa empresa. No a otras, que claudicaron y cerraron sus establecimientos en el barrio de Astilleros antes que en Columela. Es una obra pública para los gaditanos, que debería transformar la ciudad. Sin embargo, el Ayuntamiento ni siquiera ha inaugurado todavía la avenida transversal, que unirá el nuevo puente con el Paseo Marítimo. Falta poco, sí, pero se necesita completa. Tampoco han terminado el enlace con el casco antiguo por la carretera industrial.

Dijeron que debía ayudar también para atraer empresas. Por supuesto, eso no se consigue sólo con un puente. Y siempre se llega a lo mismo: el problema no es el puente, sino los dirigentes que hay en Cádiz.

José Joaquín León