ES muy curioso que en la lista de los museos y espacios culturales del Ayuntamiento de Cádiz apareciera el ECCO como el menos visitado. Y no sólo eso, sino que el año pasado, con Eva Tubío como concejala de Cultura, registró 14.244 visitas, con una pérdida de 920 visitantes con respecto a 2015, cuando ella sólo había ejercido durante menos de medio año. Sorprende porque siendo los de Ganemos tan defensores de la cultura progresista, se les ha ido de las manos un espacio dedicado, precisamente, al arte contemporáneo y a las exposiciones de vanguardia. Ahora la concejala dice que lo quiere reconducir con nuevos planteamientos.

Si se pregunta en Cádiz por el ECCO, un alto porcentaje de población ni siquiera sabrá lo que es. El Espacio de Creación Contemporánea fue creado por el Ayuntamiento anterior, en uno de los antiguos cuarteles de Carlos III, como uno de los hitos para el Bicentenario. Como al PP se le acusaba de ser muy carca con la cultura, y rancio, y casposo, y potenciaba actividades como el baile de tango argentino, se propusieron dárselas de más modernos que nadie.

En aquellos tiempos de Teófila, inventaron varios proyectos culturales. Tiempos en los que algunos muy progres se reían de los concejales de Cultura del PP, aunque contrataban a personas que eran muy progres (a diferencia de lo que hacen los muy progres, que siempre contratan a sus amigos). Así se apostó por el ECCO. Para ello consiguieron la colección de Costus del Valle de los Caídos, con lo que cazaron dos pájaros sin dar un tiro. Le hicieron un guiñito al sector gay y montaron una cierta transgresión con máxima tolerancia, aprovechando que quienes se escandalizan por lo atrevido no visitan exposiciones. Lorena Benot organizó en el ECCO exposiciones interesantes, aunque a veces incomprendidas.

Se podría ahondar en lo que ha sucedido allí, pero no es mi intención hacer sangre, sólo voy de puntillas por lo más escabroso. Lo que me parece lamentable es que se esté hundiendo un espacio destinado a poner a Cádiz como referencia entre las vanguardias artísticas. Sin olvidar la restauración excelente del edificio, de la que no dijeron nada quienes después protestaron (con mucha razón) por el artilugio de Santa Bárbara, que fue una barbaridad innecesaria.

Al parecer, Eva Tubío quiere levantar el ECCO con colegios y asociaciones de vecinos, además de ampliarlo a actividades de dudoso valor artístico. Se le nota demasiado que todavía no ha entendido nada del arte contemporáneo. Ni del arte, en general.

José Joaquín León