EL Gobierno de la nación considera ricos a todos los que no son totalmente pobres. Y a los que no son votantes del PSOE o de Unidas Podemos los catalogan como fachas, franquistas, enemigos de la democracia, antisociales, ultras y todo lo que se les ocurra. Esas diferencias entre buenos (los suyos) y malos (los demás) hay que tenerlas en cuenta, porque según su modo dualista de percibir el mundo, los malos, los ricos y los fachas nunca van a estar contentos y siempre se van a quejar. Y eso ocurre porque atacan a la clase obrera, suponiendo que haya obreros y clase en el Gobierno. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. La práctica es, por ejemplo, el recibo de la luz y sus circunstancias.

Antes de llegar Pedro Sánchez a la Moncloa, la culpa de que la luz costara cara en España era de Mariano Rajoy y los mandamases de las eléctricas, como Iberdrola o Endesa. Es decir, los ricos empresarios que oprimen a los pobres trabajadores. ¿Y qué exigía el podemismo con los bonos eléctricos para pobres? Cuando llegaron Pedro & Pablo a la Moncloa, ese concepto cambió. La culpa ya no era del Gobierno (hoy tan progresista), sino sólo de las eléctricas.

La pregunta es: ¿qué se paga con ese recibo y quién trinca?

Queridos pagadores: no sólo trincan las compañías eléctricas, que también, pues no regalan la luz. Pero el recibo asimismo se encarece con lo que recauda el Estado. Hasta el 24 de junio se pagaba el 21% del IVA. Tras unas confusas excusas de la vicepresidenta Teresa Ribera, se anunció que el IVA bajaría hasta el 10% (como era de sentido común, ya que es un servicio de primera necesidad) y que el impuesto del 7% en la generación eléctrica sería suspendido durante tres meses. Medidas que sirven para rebajar un poco la factura, pero que no arreglan el origen del mal. Seguimos batiendo récords.

La electricidad española es cara, muy cara, por la dependencia que tienen las centrales eléctricas del mercado del gas natural y por la factura de CO2. En otros países de Europa, que se basaron en energías más baratas, como la nuclear y las renovables, el precio es inferior. Tenemos el mundo al revés: la luz es más cara en los países pobres, como España, Portugal, Grecia, Bulgaria y otros de Este, mientras la electricidad más barata de Europa está en los países ricos: Bélgica, Holanda, Francia y Alemania. En España cuesta el doble que en Francia y el triple que en Bélgica. Es decir, que algunos países además de pobres parecen tontos.

Naturalmente, de todo eso no tienen las culpas los empresarios de las eléctricas en exclusiva, aunque tampoco son angelitos negros del carbón.

José Joaquín León