SORPRENDE la aparición, de pronto, entre los carnavaleros, de algunos que son más papistas que el Papa. Remiten a Francisco para la absurda pretensión de implantar fechas fijas y volver a las Fiestas Típicas Gaditanas. Más o menos, vienen a decir que el Papa es partidario de una Semana Santa de fechas fijas (lo que también equivaldría a un Carnaval fijo). Pero lo que no dicen es que esa propuesta la planteó hace dos años, en junio de 2015, y actualmente está descartada. El Papa no va a hablar del Carnaval fijo en su viaje a Fátima. Aparte de que no es exactamente así, pues lo que intentaba es unificar la celebración del día de la Resurrección entre todas las iglesias cristianas.

Para empezar, la idea no es del Papa Francisco. Se planteó en tiempos de Pablo VI, en el Concilio Vaticano II. Propusieron que todos los cristianos celebrasen la Resurrección el mismo día. A diferencia de lo que sucede en la Iglesia Ortodoxa de Oriente, que también se basan en la luna, pero lo hacen según el antiguo calendario juliano, en vez del gregoriano. Este año han coincido, lo que raramente sucede. En aquel concilio había partidarios de unificarlo, y sugerían que la Resurrección se celebrase siempre el segundo domingo de abril.

Esta antigua pretensión es la que recuperó el Papa Francisco en junio de 2015. Los patriarcas de la Iglesia Ortodoxa le respondieron que no es no, de inmediato, pues no piensan cambiar sus costumbres. En consecuencia, el Vaticano descartó modificar las fechas católicas, pues carece de sentido si no van a coincidir. Por consiguiente, es falso que el Papa esté estudiando ahora una fecha fija para la Semana Santa. Ni siquiera lo ha planteado formalmente.

El problema para las Fiestas Típicas Gaditanas es que lo uno lleva a lo otro. El Carnaval es un tiempo litúrgico, que está inevitablemente unido a los días previos del comienzo de la Cuaresma. Si Kichi lo quiere cambiar, tiene dos opciones: convencer a los patriarcas ortodoxos (lo que es difícil, pues nadie ha podido disuadirlos para una fecha fija); o convertirse en hereje a modo de secta del Palmar para inventar sus fechas. Por eso, lo mejor es dejarlo como está y olvidarse de recuperar las Fiestas Típicas.

Por otra parte, a la hostelería hay que recordarle que son ellos quienes se deben adaptar a las fiestas, pero no las fiestas a ellos. También sería un disparate celebrar la Navidad el 15 de agosto porque así iría más gente a las heladerías, o cualquier parida que se les ocurra. Esto es, que las fiestas son cuando son. Y eso es lo que hay.

José Joaquín León