LA cuestión fundamental para salvar el edificio gaditano conocido como Valcárcel es olvidarse de los politiqueos y dejar de utilizarlo como arma arrojadiza. Se debe decir que la culpa del abandono no es de la Junta de Andalucía. El jaleo empezó en el cambio de milenio, cuando pertenecía a la Diputación y era presidente Rafael Román, que propuso con sensatez la reconversión en un hotel de lujo. A partir de ahí empezó un tira y afloja con el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado entonces por Teófila Martínez. El hotel de lujo, el primer cinco estrellas de la ciudad, iba a ser adaptado y gestionado por la empresa Zaragoza Urbana, propietaria del Hotel Playa Victoria, que lo inauguraría para los fastos del 2012; pero renunció debido a la crisis económica.

A partir de ahí aumentaron las penurias. Momentos hubo en que Valcárcel fue okupado por el pueblo, con actuaciones de Javier Ruibal, entre otros, y con el objetivo de reconquistarlo para las masas populares. Naturalmente, acabó con los okupas desokupados y vámonos que nos vamos. Entonces hubo otro cambio de proyecto, para que la Facultad de Ciencias de la Educación (antes Magisterio) fuera trasladada desde el campus de Puerto Real a Cádiz, ciudad en la que antaño ya estaba.

En Valcárcel concurren varias maravillas. La primera es el nombre, ya que se llamaba así en memoria de Carlos María Rodríguez de Valcárcel, gobernador civil franquista, al que se trata mejor que a otros fachas por haber sido el que restauró el Carnaval en 1947. ¿Por qué no se llama ese edificio Nuevo Hospicio, u otra parida? Es una incógnita.

Según se dice, la habilitación para facultad costaría 40 millones de euros, que ni la Junta de Andalucía, ni la Universidad de Cádiz están dispuestos a costear por cuenta propia. Por 40 millones dijo Manuel Vizcaíno que quiere construir un Nuevo Estadio Carranza en Cádiz. Con esto no digo que le cedan Valcárcel al Cádiz CF para levantarlo allí, sino que trasladar una facultad cuesta lo mismo que un nuevo estadio. Es otra maravilla.

Ana Mestre, delegada de la Junta, y Francisco Piniella, rector de la UCA, son conscientes de que es más barato construir una nueva Facultad (sin necesidad de encargar el proyecto a Vizcaíno) que rehabilitar Valcárcel. ¿Y no se podría derribar, como la Aduana? No, por Cádiz no se puede; es obra de Torcuato Cayón, del siglo XVIII, con alto valor artístico, excepto que el Colegio de Arquitectos diga lo contrario.

En esta ciudad no se hace nada. Lo suyo de Valcárcel era el hotel de lujo. Desde el año 2000 todo viene trasquilado, sólo sirve para el politiqueo.

José Joaquín León