NADA más aprobarse en el Pleno municipal de Cádiz que el Carnaval se celebre en febrero de 2022, el alcalde dijo que no lo va a cumplir. A partir de ese momento se está diciendo que en Cádiz hay una dictadura. No es cierto. También se está diciendo que el alcalde Kichi es un dictador. Tampoco es cierto. En Cádiz no hay una dictadura, porque no existe un poder totalitario. Ni Kichi es un dictador del proletariado, sino que hace lo que le permiten. En Cádiz lo que han montado es una pantomima; no es una dictadura, sino una dictablanda. Las dictaduras suelen ser férreas y basarse en la tiranía. Pero la dictablanda gaditana ni siquiera tiene la mayoría absoluta, sin capacidad para ganar votaciones a la oposición municipal. La dictablanda se acabaría en unas semanas o en unos días si el PP, el PSOE, Ciudadanos y el no adscrito Villero se ponen de acuerdo. Sean coherentes: si tenemos una dictablanda, con un alcalde incumplidor, es porque se lo consienten y porque hay cómplices.

El principal cómplice es el PSOE de Cádiz. Son los socialistas gaditanos quienes pusieron a Kichi en la Alcaldía, con sus votos, en 2015 y en 2019. Y son los socialistas gaditanos los que no apoyan una moción de censura para derrocarlo. Resulta ridículo que el PSOE Local de Cádiz haga público un comunicado con el siguiente titular: “Mara Rodríguez: “Que el alcalde no deje el Carnaval en febrero es un acto de auténtica dictadura”. ¿El PSOE apoya una dictadura? Pues entonces que sean consecuentes. Y si quieren seguir apoyando a Kichi y a su grupo, pues que no sean tan hipócritas y asuman lo que hicieron.

En una entrevista comentaba el escritor Fernando Aramburu, autor de Patria y Los vencejos, que en Alemania, donde reside, los políticos llegan a acuerdos cuando es necesario, aunque sean de diferentes ideologías. Y es verdad, en Alemania no hay esa división tan fratricida entre izquierda y derecha que aquí tenemos. Funciona lo transversal cuando hace falta. Los demócratas cristianos, los socialdemócratas, los liberales y los verdes (que son más verdes y menos rojos que los nuestros) llegan a acuerdos y evitan que gobierne la extrema derecha nazi o la extrema izquierda comunista.

A veces no hay que elegir entre izquierda y derecha, sino entre la razón y el absurdo, o entre el sentido común y el mamarracho, como es el caso. Naturalmente, un pacto entre el PP, el PSOE y Ciudadanos debería llevar a un gobierno transversal compartido y de emergencia. Con el objetivo de poner las cosas en su sitio. Y no sólo el Carnaval. Pero eso es una utopía en Cádiz. Así que ya ven: disfruten lo votado.

José Joaquín León