DE vez en cuando aparece una bola de fuego en el Golfo de Cádiz, como la del pasado martes, a 238.000 km/hora. ¿Bola? ¿Fuego? De vez en cuando aparece alguien que profetiza el fin del mundo. Si lo miráis en Wikipedia, que incluye un amplio anexo, veréis que es raro el año en que alguien no augura el fin del mundo. Un rabino judío, llamado Matityahu Glazerson, lo ha previsto para el 21 de diciembre de 2021, según unos supuestos códigos secretos que ha descifrado en el Antiguo Testamento. Sería una gran faena, por no decir una putada, pues no daría tiempo de sortear la Lotería de Navidad, ni celebrar la Nochebuena, ni mucho menos organizar el Carnaval de Cádiz en mayo y junio. A ese pronóstico (y a otros que lo predicen para 2022, 2025 y 2026) se ha sumado el escritor y ufólogo JJ Benítez, que lo ha profetizado para 2027.

Según dijo, en una entrevista publicada en El Mundo, un asteroide de 24 kilómetros, llamado Gog, impactará de lleno en el Atlántico, ocasionando 1.200 millones de muertos y borrando del mapa a países como España y Portugal. Cádiz y su provincia desaparecerían. Y desaparecerían la agricultura, la ganadería, y supongo que la industria, por lo que ya no habría más huelgas del metal, ni policías, ni manifestantes, ni nada parecido.

Y como la temperatura del planeta Tierra descendería a 20 grados bajo cero, se solucionaría el calentamiento global en un periquete. Ya no sería urgente reducir las emisiones de CO2 para que sólo suba 1, 5 grados la temperatura. Y no organizarían más cumbres del clima, por lo que se ahorrarían un dineral en viajes y en discusiones para firmar acuerdos que nadie cumple. Y Greta Thunberg no sé a qué se dedicaría, si el mundo iba a estar oscuro y ya no haría calor. El fin de las playas.

Después de leer las pesimistas profecías de JJ Benítez, he recordado otra entrevista al mismo autor, que se publicó en el El Independiente, donde decía que la gente no creería en los ovnis hasta que no aterrice uno en la Plaza Mayor madrileña. Puede que tenga razón, pero digo yo: ¿no sería mejor que un ovni aterrice en la Plaza de San Juan de Dios gaditana? Algunos dirán: sería lo ideal, porque así se podrían llevar a Kichi de turismo a un chiringuito de otro planeta. Pero no es eso, porque si se llevan a Kichi a otro planeta, ¿de qué escribiríamos aquí? Y lo peor: ¿quién arreglaría la pérgola de Santa Bárbara?, ¿quién cambiaría las fechas del Carnaval?, ¿quién se haría la foto con un megáfono?

Y la gente se pregunta: ¿para qué nos vamos a enfadar? Todos somos hermanos o primos. Está escrito:“Velad, porque no sabéis el día ni la hora”.

José Joaquín León