HOY es el día en que tenemos una guerra en Europa porque Rusia ha invadido Ucrania. ¿Qué hubieran cantado el Peña y el Masa? Hoy también era el día en que debía celebrarse la final del COAC, el concurso de agrupaciones carnavalescas. Hoy era el día en que los aficionados y menos aficionados discutirían si el jurado había acertado o se había equivocado (siempre según los gustos de cada cual), y el pueblo se prepararía para la finalísima. Las malas lenguas dicen que este año no hay Carnaval oficial, en sus fechas, por culpa de los carnavaleros. Pero hubo autores cracks que se oponían al traslado a la primavera, o eso dijeron. Lo cierto es que esta noche no hay final, ni este año hay Carnaval oficial en sus días propios, sino espontáneo. Cádiz no es como Málaga, Córdoba o Huelva.

Tampoco habrá mañana pregón de India Martínez en San Antonio, sino un pregón de consolación de Francis Sevilla Pecci en Santa Elena, donde está la sede de los Autores. Tampoco saldrá el domingo la Cabalgata, que debería recorrer la Avenida desde la glorieta de Ana Orantes (antes del Ingeniero La Cierva); y no saldrá ni con oso, ni sin oso, lo que es espantoso, sino que habrá un recorrido de máscaras por el paseo del vermú, que es por donde paseaban los carrozas de Cádiz, pero no las carrozas. Nada de esto es por motivos sanitarios, como bien saben en San Fernando y otros municipios, donde sí lo festejan en sus fechas correspondientes.

Puestos a salir, nos quedan las agrupaciones callejeras. El Carnaval vuelve a sus esencias, dicen algunos. Pero las esencias de hoy en día no son tu vecino Paco, dos cuñados y ocho amigos, sino Martínez Ares, Tino Tovar, los Carapapa, Remolino, El Selu, Julio Pardo, los niños de Nandi Migueles, los niños y las niñas de Luis Rivero y demás familias. El índice de artistas locales es abundante. Y todavía hay diferencias.

Sin embargo, se debe agradecer a Miguel Villanueva y compañeros mártires el esfuerzo para que Cádiz no pierda el Carnaval en sus fechas. Con su cartel y su programa, han preparado el ambiente. Después Kichi dirá que Juan Marín no tiene ni puñetera idea del Carnaval y que no se preocupa por la salud de los gaditanos y las gaditanas. Desde que le dedicó una avenida excluyente a la Sanidad Pública (olvidando a los trabajadores y trabajadoras de la privada) este hombre se cree que es una eminencia de la Medicina. Y todo por no reconocer que se precipitó. Al final, hace lo mismo que José León de Carranza: inventar unas fiestas típicas de primavera. Uno con la excusa de la salud y otro con la manía del buen tiempo. Olvidando ambos que el Carnaval se celebra en febrero.

José Joaquín León