EL Miércoles Santo gaditano es uno de los días grandes de la Semana Santa por la valía de sus imágenes y pasos. Se le ha llamado el día de los misterios, por salir cuatro de los más destacables y completos: el de las Aguas, el de la Sentencia, el de Cigarreras y el de las Angustias del Caminito. La hermandad que abre el día, la que ahora se llama de Las Aguas (y antes se conocía como Luz y Aguas) es un ejemplo de las vicisitudes de la Semana Santa gaditana: las dificultades para arraigar en una sede propia, los problemas que a veces surgen con los curas, los cambios de imágenes y el descarte para afianzarse en Extramuros, la zona más poblada de Cádiz.

La historia de esta hermandad es azarosa. Fue fundada en 1944 por empleados de los Servicios de Agua y Electricidad de Cádiz, en la parroquia de San Antonio, y le dieron culto a un bello Crucificado y a una Dolorosa existentes en el templo. El patrocinio gremial se notó en su título popular de Luz y Aguas. Fue muy importante la labor de su recordado cofrade Rafael Corbacho, que la revitalizó en momentos difíciles.

Los problemas comenzaron con el cierre de San Antonio en 1970. Se llevaron las imágenes al Oratorio de San Felipe Neri. Sin embargo, en 1982 tuvieron que devolver las imágenes a la parroquia y encargar las actuales a Francisco Buiza. Tras la mudanza de los marianistas del Oratorio de San Felipe Neri, intentaron arraigar en el otro San Felipe, el de Extramuros. Pero salían de Santa Cruz, a donde definitivamente han trasladado su sede canónica. En la Catedral Vieja ya hay cinco cofradías.

¿Y por qué no arraigó en Extramuros? Más allá de la Puerta de Tierra están la Oración en el Huerto (San Severiano), el Señor Despojado (Salesianos) y la Borriquita (que ha vuelto a San José). Las Aguas vivió en el templo marianista de Extramuros un experimento fallido, quizá por las dimensiones del paso de misterio. Y es cierto que en Extramuros hay otros templos, como Santo Tomás de Aquino y hasta la parroquia de Lourdes de Puntales, que serían adecuados para hermandades. También La Laguna y Loreto podrían tener espacio para la piedad popular, aunque la puerta de San Servando y San Germán lo hace inviable. Y quedan zonas sin pastorear como se merecerían, cual es el caso de los terrenos de Astilleros, e incluso Cortadura, donde se necesita un templo que no parezca un local comercial.

Es difícil buscar arraigo en Extramuros, y no sólo por las dificultades de la carga de los pasos. La Semana Santa de Cádiz se vive en el centro histórico, y en pocas calles.

José Joaquín León