DESDE hace 40 años, o puede que más, se viene hablando en Cádiz de recuperar las fiestas del Corpus Christi. Los ignorantes de la memoria histórica creen que esta fiesta alcanzó su esplendor en los tiempos de Franco, porque obligaban a los soldados a cubrir las calles de la carrera (que era más corta, pues la procesión pasaba por Cobos y Cristóbal Colón para salir a Nueva), además de que organizaban una corrida de toros por la tarde. Pero la solemnidad del Corpus en Cádiz brillaba antes, en los años del esplendor de la ciudad. Se pueden consultar los antiguos periódicos y las viejas guías para saber que el Corpus de Cádiz era solemnísimo, desde antes de que hubiera nacido el tatarabuelo de Franco y cuando los Carranza vivían en Galicia. Y si ha decaído en los últimos años, no es sólo por criterios políticos, sino por la apatía lamentable que hay en Cádiz.

Para intentar mejorar este asunto, en los últimos años se formó una comisión, promovida por el obispo Zornoza, que es de los más interesados en revitalizar el Corpus. En ella se integraron personas designadas por el Cabildo Catedral, miembros del clero, del Ayuntamiento y otros representantes nombrados por el Consejo de Hermandades, de los cuales unos son hermanos mayores y otros ex hermanos mayores. Como he pertenecido a dicha comisión, puedo asegurar que se trabaja con interés y con afán de engrandecer la festividad. Pero dentro de las limitaciones, que tropiezan con el Ayuntamiento y sus prejuicios y perjuicios. No sólo por motivos religiosos, sino porque tienen un presupuesto cortito, al considerarlo una fiesta menor de Cádiz, y no como lo que es: Fiesta Mayor de Cádiz. Porque ninguna fiesta religiosa con procesión (ni siquiera la Semana Santa) es más importante que la salida del Santísimo a las calles.

Algunos proyectos se fueron al garete por la pandemia, que impidió la procesión en 2020 y en 2021. En 2022 se ha fastidiado por una necedad añadida: al Ayuntamiento se le ocurrió que el Corpus coincidiera con el domingo de Piñata del falso Carnaval. Tras ponerse el grito en el cielo, y en el despacho de San Juan de Dios, la concejala de Fiestas, Lola Cazalilla, sólo accedió a adelantar el falso Carnaval una semana y que coincida el Corpus con los Jartibles. Después vino el episodio de la rampa. Para que no le falte de nada, también es el día de las elecciones andaluzas. Y esto último no es culpa de Kichi, pero lo otro sí.

Cádiz no es como Toledo, ni como Sevilla o Granada, para organizar su Corpus. De ilusión también se vive, pero se tropieza con los elementos.

José Joaquín León