SE presenta ante ustedes un fin de semana atópico y atípico. Se presenta ante ustedes la campaña de las elecciones. Se presenta ante ustedes el carnaval bis primaveral, que se ha inventado Kichi. Se presenta ante ustedes el Rocío, que en algunos municipios de la provincia se celebra a lo grande. Y es llegado el momento de escribir sobre lo que de verdad interesará a la población en los próximos días, que es el carnaval. Pero el carnaval de las elecciones, con sus listas y sus listos. Estos pueden cantar un pasodoble o un cuplé, esos pueden cantar las cuarenta, y aquellos darán el cante.

Cádiz es la tercera provincia de Andalucía en número de habitantes (y de electores), tras Sevilla y Málaga, por lo que tiene mayor peso político y más escaños en juego que cinco provincias. Por otra parte, es tradicional costumbre que aquí se vota un poco diferente al resto de Andalucía. La provincia gaditana fue la más favorable al PA y al PSA en los mejores tiempos del andalucismo. También ha sido más proclive que el resto de Andalucía para votar a la izquierda de la izquierda, tanto a IU, como Podemos, como Adelante mis anticapitalistas. Y fue de las mejores circunscripciones para Ciudadanos, que en 2018 superó al PP en algunos municipios de los más poblados.

Las listas presentadas influirán indirectamente en las municipales de mayo de 2023. En el PSOE, digan lo que digan, se han cobrado la vendetta con los susanistas. Es coherente que la lista sea encabezada por Irene García, que iba con todos desde la Diputación. Pero la jubilación electoral de Chiqui Jiménez Barrios y Juan Cornejo dice mucho, porque eran dos de los principales hombres de confianza de Susana Díaz.

También el resultado del PP dirá bastante, una vez que Feijóo ya es el líder nacional. Ana Mestre ha quedado reforzada. Y eso también tendrá repercusión para decidir los candidatos a las alcaldías de Cádiz y otros municipios. El futuro de Ciudadanos estará en juego. Y Vox pasará un test, con Gavira y con sus primeras divisiones internas, por el caudillismo. Y con una posible repercusión para las municipales, en las que Vox pinchó en 2019.

Es curioso que el futuro de Kichi como alcalde pudiera quedar ligado al de su pareja, Teresa Rodríguez. Si ella fracasa, los lobos de IU y Podemos intentarán devorar a Kichi, y quizá deba volver al instituto. Pero si Teresa se impone en la provincia a Delgado y los de UP (y queda bien en la capital) se reforzará la teoría de que el rojerío castizo gaditano depende de los Kichi y de nadie más. Atención: hay muchos sueldos en juego.

José Joaquín León